martes, 20 de diciembre de 2011

Más de 20 años después...

Una de las ventajas de empezar a trabajar muy joven, es que mis padres no me ponían pegas a gastarme algo de mi sueldo en caprichitos varios. Me enseñaron a entregar la paga en casa, al completo, pero si veía un vestido en un escaparate que me gustara, solo tenía que pedir el importe y me lo daban sin pegas.

Imagino que sus nulas quejas en ese aspecto, es que mis caprichitos salían baratos, jamás llegaba tarde a casa y cumplia con los horarios establecidos, mis notas eran buenas y nunca me metí en problemas. Era una buena y obediente hija.

Así que cuando cierto día vi en televisión la colección que Orbis presentaba de las obras completas de Julio Verne, no lo pensé mucho y me lancé a comprar los libritos.

Semana a semana iba a la papelería del barrio y me traía mi libro, que leía casi con avaricia. Me sabía a poco, sobre todo cuando algunas de las novelas las editaban en 2 ó 3 tomos. Fueron casi dos años que se interrumpieron abruptamente cuando mi padre falleció.

Durante varias semanas olvidé la colección e ir a la papelería a retirar los tomos. Hasta cierto día varias semanas después, ordenando mi dormitorio, me tropecé con los libros en la estantería e intenté recordar cuando había sido la última vez que había pasado... en cuanto pude me dirigí a la papelería para encontrarte con la sorpresa de que habían devuelto los libros al no ir yo a retirarlos. La verdad es que me ofendí bastante, después de dos años yendo semanalmente ¿devolvía los libros por unas semanas sin aparecer? y más cuando eran los últimos de la colección.

Después de mi queja, el librero me confirmó que iría directamente a la distribuidora a recuperarlos y que los tendría en unos días... y así fue... salvo por un tomo. Me quedé sin la tercera parte de la historia de "Matías Sandorf". Me dio bastante rabia, tenía las obras completas de Julio Verne, me las había leído y disfrutado, salvo el final de las aventuras de Matías.

Al principio intenté encontrarlo por mis propios medios, pregunté, repregunté, pedí en cada kiosko o papelería o librería que me tropezaba, por si podían conseguírmelo. Inclusó escribí a Orbis directamente (nunca me contestaron). Con los años fui desistiendo, aunque cada vez que pasaba por alguna papelería de viejo entraba a mirar... por si acaso... Pero no. Era habitual tropezarme con los primeros tomos de la colección, pero los últimos nunca. Imagino que como siempre ocurre, muchos empiezan y terminan por aburrirse y deshacerse de las colecciones a medio terminar.

Cuando conocí a Monty, descubrimos nuestros similares gustos en lectura y también que él comenzó la colección, que su padre se negó a terminar, así que solo tenía los primeros 30, pero se involucró en mi búsqueda del tomo 98 de la colección de Orbis de las obras completas de Julio Verne.

Hoy ha llegado un paquete a casa, dentro estaba el tomo 98 de aquella colección de Orbis de Julio Verne. Hoy, casi 24 años después que olvidara ir a retirarlo, por fin, "Matías Sandorf" está completo y con ello todas las novelas y relatos que escribió Julio Verne. Gracias a Monty, que ha seguido mirando y preguntando y buscando, que no ha olvidado mi deseo de tener ese tomo en particular (aunque en su día leí la historia para conocer el final al menos).

Llevo toda la tarde con la sonrisa en la cara, mirando de reojo el número 98 y sabiendo cada momento que pasa todo lo que amo a este hombre.

3 comentarios:

Viviana dijo...

ah... llorare!!! q hombre hermoso!!!

Zana dijo...

Sólo puedo escribir una cosa:

¡¡¡¡Oooooooooohhhh!!!!!

Maireen dijo...

Me ocurrió algo parecido con unos fascículos de Forges (no recuerdo si los de los Mundiales del 82 o la Historia de España). Me faltó uno y removí cielo y tierra sin éxito.

Ni corta ni perezosa, decidí acudir al mismísimo Forges. Busqué su dirección en una guía de teléfonos de Madrid..., y no aparecía.

Al ser una persona tan popular, pensé que no querría figurar en la guía tal cual para que no lo molestaran desconocidos. Imaginé que estaría por el segundo apellido, como hacían algunas personas por ese motivo. Busqué por el segundo apellido... y allí estaba. Así obtuve la dirección de su casa, le escribí y me llegó el fascículo que faltaba. El hombre realmente tuvo el detalle de ocuparse de que me lo enviaran. Lo adoro por eso.

Había olvidado esta historia completamente. Voy a escribirla en el blog para que no se me olvide de nuevo.

Besos y feliz Navidad.