viernes, 3 de junio de 2011

En la cama con...

Mi primer recuerdo tiene que ver con una cama... más concretamente, con una cuna, esa en la que como bebé, dormía y usé hasta poco más de los dos años:

Principio

escrito el 30 de noviembre del 2004.

Mi siguiente recuerdo en una cama corresponde a esa en la que dormí hasta los 4 años, justo cuando mis padres decidieron emigrar a otro país y yo me quedé en un colegio. Compartí esa cama, una ancha cama, con mis muñecas y peluches, me recuerdo pequeñita en ella, pero también recuerdo cuando mi madre me arropaba y me daba su beso de las buenas noches.

Después, ya en el colegio, dejé de compartir cama para compartir habitación con un buen montón de compañeras, hasta aquel día que decidí salir por la puerta:


Escapar
escrito el 26 de diciembre del 2005.

Con mis abuelos compartí cama de nuevo, en la siesta con mi abuelo, por la noche con mi abuela, allí comencé a escuchar algunas de las historias de mis antepasados, interrogando y escuchando sus historias de cuando era niña y vivía con un buen montón de hermanos y hermanas en una pequeña y humilde casita en medio de la sierra.

Más adelante, volví a vivir con mis padres y allí ya me esperaba un nuevo dormitorio y una nueva cama que compartir con... con mis sueños, con mis ilusiones y esperanzas... dormí sola hasta un buen día de junio del 1994 en que decidí compartir mi vida con el que a partir de entoces fue mi marido.

Tal día como hoy
escrito el 11 de junio del 2005

Y un buen día todo terminó, volví a dormir sola, aunque por poco tiempo, durante años Ithilien terminaba acurrucada a mi lado, en la cama. Cuando le comentaba por qué dormía conmigo, su respuesta era que yo estaba "muy calentita".

-¿Y cuando es verano y hace calor?

- Entonces me gusta como la almohada huele a ti.

Y me dejaba sin respuesta...

Pero Ithilien creció y decidió (al fin) dormir en su propia cama. A pesar de mis quejas y protestas cuando despertaba y me la encontraba en mi cama, la eché de menos.

Más tarde llegó Anduriña:

Anduriña
escrito el 10 de abril del 2007

Andu decidió que el mejor lugar para dormir era en una esquinita de mi cama, así fue como dejé de dormir sola de nuevo. En invierno se acurrucaba en mis pies y los calentaba; en verano, se alejaba de mi cuerpo, pero sin salir de la cama... me sentí feliz por no dormir en una cama tan enorme yo sola.

Y finalmente Monty entró en mi vida, en nuestras vidas, decidiendo compartir la suya con las nuestras...

... y la cama dejó de ser mi cama, para ser la nuestra.

Feliz de nuevo, por poder alargar mi mano y sentirlo al lado, por ver sus ojos justo antes de dormirme, ver como esos ojos sonríen... y feliz al despertar y sentir su respiración.

Aunque estas semanas lo eche terriblemente de menos, porque se encuentra lejos. Sé que no volveré a dormir sola en una enorme cama vacía. Parecerá absurdo, pero sentirlo dormir a mi lado me hace feliz.

4 comentarios:

HSolo dijo...

Es que hay camas que, aunque pequeñas de tamaño, a veces se hacen grandes como plazas de toros. Yo conozco uno que, de una de esas plazas se cayó...

Besos

Unknown dijo...

Siempre dormí sola, sin compartir siquiera dormitorio con nadie. Incluso en el Colegio Mayor tenía una habitación para mí sola.

En algunas épocas de mi vida he vivido en ciudades diferentes de la mía, así que incluso tenía casa para mí sola. Estoy tan acostumbrada que creo que se me haría raro compartir casa con más gente.

Anónimo dijo...

Siempre me ha asombrado la nitidez de tus recuerdos y la facilidad que tienes para hacernos cómplices...
En fin, que yo no recuerdo mi primera cama (miento, la recuerdo por las fotos, pero no porque me recuerde en ella) y no sé por qué, pero me has dejado una sensación de paz enorme al final del post. Felicidades.

Jose dijo...

Si no me hubieras visitado yo no hubiera venido, gracias por recordarme viejos tiempos y gracias por este post, la cama de mi infancia que mas me gustaba era la de casa de mis abuelos, cuando iba con mis padres a cenar, luego ellos se quedaban tomando cubatas y yo me ponía un camisón de mi abuela para dormir en la cama de mi tío. Al día siguiente la luz que entraba por la ventana me hacía tan feliz....