sábado, 19 de septiembre de 2009

La nueva compi de Ithilien

Tanto Estel como Ithilien empezaron el pasado 15 de septiembre sus cursos respectivos.

Es el primer año de la pequeña en el instituto, los primeros días en que todo es nuevo y sorprendente. Nuevo edificio en el que se codea, aunque sea al entrar y salir de clase con personas adultas... o casi... o semi... o un simulacro de adultez futura. En el que ya no es de las mayores, sino de las pequeñas. En el que estudiará nuevas materias, porque las asignaturas se han desdoblado. Con nuevas obligaciones, con profesores totalmente desconocidos a no ser por los comentarios de su hermana que vivió todo esto el curso pasado.

Y aunque ha coincidido en clase con algún compañero de su colegio de primaria, también hay niños y niñas que vienen de otros colegios de la zona, de los que desconoce su personalidad, sus ideas, en definitiva, de que pie cojean para que a ella no la pillen a traspié.

Por ahora todo es nuevo y emocionante, aunque es novata y está con el ojo a la espalda por la ocasional lluvia de huevos que puede llegarle algún día.

Pero como contó a su madre, hay una compañera muy especial en su clase, por la que empieza a sentir una gran admiración. Marimar viene a clase sola, todos los días, como Ithilien, como la gran mayoría de los alumnos que viven relativamente cerca, a sus 12 años. Pero Marimar no usa sus pies para acercarse al insti, sino una silla de ruedas. Tampoco usa sus manos para dirigir esa silla, sino su boca. Marimar no puede mover su cuerpo del cuello para abajo. Pero eso no le ha impedido ser una niña despierta, simpática y dicharachera... no le ha impedido aprender a leer ni escribir... no le ha impedido sacar buenas notas... y no le ha impedido aprender a defenderse de esos desaprensivos que se creen superiores porque te miran desde arriba.

Ithilien admira a su nueva compañera al verla escribir con la boca, al ver manejar esa silla tan grande con su cara, al escuchar lo que responde cuando el listillo de turno se hace el gracioso al comentar que a Marimar solo le sirven los pies para presumir de zapatos nuevos todos los días.

- Te crees que eres mejor que yo porque tu puedes usar tus pies, pero vigila tu espalda, porque cualquier día una silla de ruedas sin control puede atropellarte y te aseguro que esta silla no se cansa tan fácilmente como tus pies.




Nota: y yo admiro a los padres de Marimar, que han sabido inculcarle a su hija el amor al estudio y el orgullo de superación que ha demostrado día a día para llegar a donde está.

Nota adicional: A cada madre/padre le duele su propio hijo, por descontado, pero yo me lo pensaría seriamente cuando escucho a esos madres/padres que culpan a los profesores cuando su niño no es capaz de aprobar una asignatura siendo sus hijos lo bastante inteligentes para memorizar todos los jugadores de los equipos de la 1ª división... para aprender la clasificación mundial de fórmula 1... para saberse los precios de la ropa de marca de la temporada... pero incapaces de escribir una simple carta de amor sin cometer 10 faltas ortográficas en 5 palabras.

9 comentarios:

Kotinussa dijo...

Para Ithilien, que disfrute de este momento, que es muy especial, como tus primeras semanas en la Universidad, o en el trabajo. Porque esas épocas en la que todo es nuevo en la vida de alguien nos ofrecen tantas posibilidades hasta ese momento desconocidas, que una cosa tan simple se puede convertir en toda una aventura. Que aproveche estos días, que luego muchas cosas volverán a parecerle rutinarias.

Por lo demás, quería comentar que tengo una alumna en 2º de ESO que es ciega, y el año pasado sacó todo el curso sin problemas, sin estar exenta de ninguna asignatura (ni dibujo ni educación física, aunque parezca mentira). Lo que prueba, una vez más, que aunque los profesores echemos una manita y estemos más pendientes de estos alumnos, lo primero y principal es que ellos tengan ganas de aprender, que eso no lo podemos hacer nosotros por ellos.

Lara dijo...

Y aquí nos entra el otoño, mi estación preferida, con esos colores, con ese ambiente.
Muuuuuacks!

Lara dijo...

Lo siento Wen, he confundido el comentário, el de antes es de otro blog, jajaja....
El tuyo decía:
Es muy importante el papel de los padres aunque hay casos excepcionales, por ejemplo yo, que por mucho que lo intentaron cogí el camino torcido. Pero si, en general en casa está el primer escalón.
Muuuuuacks!

Unknown dijo...

Me tocaste la vena sensible, el corazón.
Menuda demonstración de superación, tu hija estará superorgullosa de su compañera,¿verdad que si?

Y si, todo tiene que empezar en casa, luego ya depende de uno mismo.

Besitos

Mary Lovecraft dijo...

Un 10 para Marimar, por ser como es y otro para Ithilien, por saber apreciar a un ser tan bello como Miramar.

y por supuesto, coincido contigo querida Wen, un chapeau para los papás de Marimar, sin duda alguna, ojalá más padres de niños que se sienten 'diferentes' a Miramar, fuesen como los padres de la pequeña, así tal vez no habría tantos malísimos rollos en este mundo.

un besazo, bombón

Cactus dijo...

Totalmente de acuerdo contigo. NO todos los padres hubieran sido capaces de actuar como los padres de Marimar, muchos simplemente se hubieran lamentado de la suerte que han tenido y no se hubieran preocupado por ayudar a su hij@ a labrarse un futuro.

Mucha suerte para Ithilien en esta nueva etapa que empieza, y mucha paciencia para ti.

Un besazo.

Nanny Ogg (Dolo Espinosa) dijo...

Ahora que tan de moda está culpar de todo al sistema educativo y, viendo casos como el de Marimar, me reafirmo en mi idea de que, quien quiere aprender, aprende y quien quiere salir adelante, lo hace, sea el sistema educativo como sea. Muchos padres deberían mirarse más a sí mismos y a sus hijos a la hora de buscar responsables...

Besos

Tierra dijo...

Pues fíjate Nany que esta mañana han dado unas estadísticas que te dan y te quitan la razón al mismo tiempo en esto del sistema educativo. Según decían el 80% de los hijos de padres sin educación universitaria no llegan a cursar una carrera. Y los que llegan a la universidad normalmente son hijos de padres que a su vez tienen una titulación universitaria. Así que aún a pesar del sitema educativo hay gente que llega hasta el final porque hay unos padres que empujan con fuerza. La estadística además deja ver que es la madre la que más tiene que ver en la decisión del hijo a la hora de decidirse por una profesión en la que necesitas una formación universitaria.

Sin embargo este país no hace tanto tenía las aulas universitarias llenas de gente cuyos padres eran obreros y no poseían en algunos casos ni lo elemental que se exigiera en los tiempos correspondientes. Con lo cual algo tendría que ver en esa situación un sistema educativo eficaz que estimulase al alumno con una inteligencia normal para optar por dicha opción (no hace falta ser superdotado para tener una carrera). En ese ochenta por ciento de hijos de gente menos preparada que hoy no opta por estudiar porque sus padres no apuestan por ello hay gente que sí que hubiera preferido estudiar si el sistema educativo fuera lo suficientemente bueno.

Los padres tenemos mucho que ver con las preferencias que tienen los hijos, pero luego hay una parte que debe ser fomentada presentado las ventajas que ofrece estudiar desde el mismo sistema educativo y los profesores saben que lo que hoy se enseña en las aulas es poco estimulante. Fíjate si es así que uno de las asignaturas de mi hija en 1º de bachillerato trata de enseñarles a un niño de 16 años lo que es una cuenta de hotmail o cosas así, es algo tan aburdo como si a nuestros diecies años nos hubieran enseñado en un libro de texto a saltar a la comba. Hombre por favor que les enseñen a hacer una página web al menos que alguno habrá que no sabrá.

Igrein dijo...

...

Me he quedado sin palabras... mi Peque también está viviendo su primer año de instituto y en muchas cosas me ha recordado a la tuya...

Pero este escrito me ha parecido de tal valentía por la prota que la he llamado y lo hemos leído juntas. Al acabar la he mirado y una lagrima le caía mejilla abajo...

Wen, no lo estamos haciendo nada mal. Nada mal. No todas la niñas sabrían ver a esa niña como la ve la tuya, o emocionarse al leerlo, como lo ha hecho la mía.

Un besazo.