Hoy llueve y ya no me gusta

Cuando era pequeña, recuerdo los dias de lluvia en casa de mis abuelos, junto a la chimenea. Era una casa muy vieja y siempre en esos dias lluviosos o con tormenta terminaba por irse la luz.

Una vieja casa de más de 200 años, con gruesos muros de piedra y arcilla, con vigas de madera sin trabajar, con falsos techos de cañas y tejas por el que siempre se colaba alguna gotera "simpática". Una vieja casa que te hablaba por las noches. Que se quejaba del frio que helaba las cañerías, que se quejaba del viento que se colaba por los resquicios y no podía volver a salir, que se reía de las cosquillas que le hacían los ratones cuando correteaban entre las paredes. Una vieja casa a la que nunca quisieron venir a jugar mis amigas, porque corrian rumores de que en ella vivían fantasmas. En esa vieja casa viví yo 5 años y terminaron por ser de los más felices de mi vida.

Cuando era pequeña, recuerdo los dias de lluvia en casa de mis abuelos, junto a la chimenea. Recuerdo cuando mi abuela se sentaba en la mecedora, al calor del fuego, y mientras hacía calceta, me contaba historias de cuando ella era niña y vivía en otra vieja casa, en medio de la sierra, con sus padres y sus 15 hermanos. De otra vieja casa de solo dos habitaciones, una para los animales y otra para su familia. Y del todo el trabajo que siempre tuvo que realizar para echar una mano en su casa, al ser ella una de las hermanas mayores. Y mi abuela sonreía cuando contaba que el mayor invento del siglo era la lavadora. Su lavadora, aunque fuera de turbina y tuviera que cambiar el agua, aunque tuviera que escurrir y estrujar la ropa a mano. Pero era el mayor invento del siglo, porque esa lavadora a turbina le había dado varias horas al día para estar con su nieta al calor del fuego de la chimenea, mientras llovia fuera.

Recuerdo con cariño los dias de lluvia cuando era pequeña. No estaba sola. Pero hoy llueve y ya no me gusta.