lunes, 17 de marzo de 2008

El secreto de Susi

Cuando Susi y Wendeling se conocieron, estaban embarazadas. Fue en las clases de preparación al parto cuando se saludaron por primera vez, aunque ya se habían tropezado un par de veces por el barrio, hasta entonces no habían cruzado palabra.

Wendeling siempre se envidió su impresionante melena larga rubia natural, que solía llevar suelta, aparte de su buen tipo y esos ojazos azules. Era muy tímida, de pocas o ninguna palabra, pero por la razón que fuera, se sentían a gusto juntas.

Después de que el bebé de Wen muriera, perdieron contacto, aunque ella supo que tuvo una niña, no fue capaz de ir a conocerla... incluso aquella vez que se vieron por la calle, Susi acompañada de su madre, con la que vivía y empujando un cochecito de bebé... se cruzaron las miradas pero siguieron avanzando sin pararse.

Hasta que el día, año y medio después, que volvieron a encontrarse en el parque, con sus respectivos retoños. El bebé de Susi, Marina, tenía ya quince meses, correteaba entre la hierba y su madre tras ella, intentando que no se cayera. Wen llegó con su bebé, que curioseaba todo desde su sillita, gorgeando alegre, volvieron a cruzarse miradas y esta vez si, se saludaron, incluso se besaron, como si volvieran a encontrarse después de un largo viaje.

Susi estaba acompañada por su madre, una mujer mayor, vestida por completo de negro pero con un parecido sorprendente. Aquel día hablaron y hablaron, todo lo que le dejaron hacer las niñas, ese año y medio solo había sido un pequeño paréntesis y todo seguía igual que al principio... se sintieron bien juntas.

Wen se sorprendía del cambio que experimentaba su amiga Susi ante las demás personas... con ella era desinhibida, hablaba y se comunicaba... pero con el resto de los vecinos, raramente abría su boca, incluso para un simple saludo. Ella, su madre, su hija formaban su mundo, más un desconocido marido que Wen todavía no había visto. Wendeling respetaba la forma de ser de su amiga y jamás preguntó razón alguna. Todos en el barrio la conocía, había nacido, crecido y seguía viviendo en la casa de su infancia. Su padre era alguien querido por todos, que se preocupaba por vecinos y amigos, que siempre estaba disponible para los demás y que había fallecido años antes, pero a pesar de ello, nunca la vio tener más de dos palabras con los vecinos.

Como barrio pequeño y algo cerrado, a Wendeling le llegaron chismorreos varios sobre Susi, que hablaban de depresiones severas y tratamientos psiquiátricos que había tenido en su niñez, pero ella nunca hizo caso... Susi era su amiga y con ella no había demostrado comportamiento extraño, salvo su gran timidez. Tal vez algún día llegara a confiar en ella y contar ese algo que se intuía, pero para Wen no era obligación para seguir compartiendo su amistad.

Un buen día, la madre de Susi enfermó... murió poco después. Susi desapareció unos meses, no quiso saber nada de visitas o pésames, lloró su pérdida a solas. Y por obligación hacia su hija, volvió a salir a la calle y siguieron encontrándose tarde a tarde en el parque, viendo crecer a sus respectivas hijas, Wen solo la veía reír cuando contaba travesuras de Marina o llorar si la niña enfermaba.

La vida pasaba.

Hasta aquel día en que Susi, por fin, explotó. En el parque, delante de todos... mientras un vecino la saludaba y miraba a la pequeña dijo algo así:

- Lástima que tu padre no conociera a su nieta, con lo que jugaba con los niños, se hubiera sentido feliz.

- Gracias a Dios que mi padre se está pudriendo en el infierno, me hubiera marchado de casa antes de que conociera a mi hija, jamás hubiera consentido que le pusiera encima siquiera una mirada.

Todos miramos extrañados ante la salida de tono y de voz de Susi. Esa no era ella ¿qué pasaba?

- Pero ¡qué dices! Si tu padre era el hombre más bueno que he conocido...

- ¡Tu no sabes como era mi padre! ¿quién eres tú para decirme lo bueno que era?

Y Susi habló, por fin, llorando, de palizas hacia su madre, de maltrato infantil, de días encerrada en una habitación sin comer, de borracheras, de toda esa infancia hundida sin saber a quien acudir... de que ese era el gran hombre que todos conocían.

Nadie la creyó, al día siguiente todos hablaban de su salida de tono en el parque y recordaron sus tratamientos psiquiátricos, sobre todo hablaban del pobre padre que había tenido que soportar semejante hija...

Y no quisieron ver toda esa bondad que se esconde tras la timidez de Susi, de no querer dejar sola a su madre todos esos años, de estar con ella y de callar, hasta después de la muerte de ella.

Wen si la creyó. Y ahora sabe por fin de todos sus problemas psicológicos que le ha creado tener esa infancia, de su timidez extrema, de sus problemas para confiar en alguien, de su divorcio por no saber superarlos y no encontrar el apoyo suficiente en su marido, de su soledad familiar,... de esa hermana que escapó de casa con catorce años y que no ha vuelto a saber de ella. Ahora sabe por fin, porqué se sintió a gusto con Wen, porque no había conocido al padre de Susi.

Su escudo, el no confiar jamás en alguien que hubiera conocido a su padre.

1 comentario:

Wendeling dijo...

Comentario:
Nadie sabe lo que se esconde entre las cuatro paredes de una casa, sólo quienes allí viven.

Pobre Susi.

Besos
Nanny-Ogg 27 Marzo, Jueves 19:02 (Correo) (Web)

Comentario:
Parece mentira que siempre tengan que ser culpables las persones que sufren, o sufrimos, algún transtorno psicológico. A nadie le da por pensar que esos transtornos pueden ser debidos a algo o alguien.

Un besito.
abeja-maya 24 Marzo, Lunes 16:48 (Web)

Comentario:

Wow!!!
Álex 24 Marzo, Lunes 12:45

Comentario:
Tener padres tan viajeros y ser defraudada por casi todos tus compañeros de juegos... también te da a entender que no todos merecen la pena.

Y gracias a lo que sea, tú mereces más que la pena y la alegría, no sólo porque no conozcas a mis amistades ;)

Te quiero mucho.
Zanawsina 20 Marzo, Jueves 16:38 (Web)

Comentario:
Si... es cierto... mi madre es muy querida por todos los que la rodean... y yo siempre he sido considerada como "la niña mala"... qué triste...

Un beso.
Igrein 19 Marzo, Miércoles 18:15

Comentario:
Si... es cierto... mi madre es muy querida por todos los que la rodean... y yo siempre he sido considerada como "la niña mala"... qué triste...

Un beso.
Igrein 19 Marzo, Miércoles 18:14

Comentario:
No sé como empezar sin decir una palabrota!
La verdad es que cuando ves a gente tan encantadora con familias serias... a mi me da qué pensar...
y otra cosa, el alcohol, no hay ninguna droga legal y social que haga más daño que el alcohol.
Un beso enorme para Susi y todas las Susis
ika 19 Marzo, Miércoles 17:44 (Correo) (Web)

Comentario:
Jo, que historia más dura...
pero es verdad, mi madre siempre dice que las personas somos cofres cerrados y que nunca nos imaginaríamos lo que cada uno lleva dentro, y qué razón tiene
Elena 18 Marzo, Martes 11:42 (Correo) (Web)

Comentario:
Lo triste es que hay muchísimas "Susis"
Besos muuuuacks!
lara 18 Marzo, Martes 10:40 (Correo) (Web)

Comentario:
Tremenda historia...
Miau 18 Marzo, Martes 05:47 (Correo)