miércoles, 12 de marzo de 2008

Confianzas

Cuando cuento a alguien mi recuerdo más lejano en el tiempo... aquel de una maia pequeñita dentro de una cuna, pataleando y gritando "¡mamá! ¡mamá!". Aunque esa no es la imagen, si recuerdo muy claramente, como si hubiera sucedido hace unos minutos, el hecho de haber alargado mis brazos por encima de mi cabeza y cogerme a los barrotes de la cuna y estirarme, estirazar mis piernas más y más (... un poco más... ahora...) sentir el frío de los barrotes metálicos de la cuna, en los dedos de mis pies y un pensamiento: "¡Qué grande soy!"; el personal suele sorprenderse.

- ¿De verdad recuerdas eso?

- Si... si, de verdad.

- Te lo estás inventando.

- Que no... que lo recuerdo. Mi madre me cuenta que tuvo que ser con dos años, porque a esa edad dejé de usar la cuna.

Pero ese no es mi único recuerdo a esa edad, también corretea por mi memoria una escena, en la casa del pueblo de mis padres, esa enorme casa que también recuerdo con tanto detalle.

Estamos en el comedor, la chimenea puesta, así que es invierno, ¿tengo dos años y medio tal vez?, mi madre sentada en el sofá, a la izquierda de la chimenea y en la misma linea de la puerta de entrada, justo enfrente un ventanal da a la calle lateral, la cortina está echada, el ventanal que da al porche tiene la cortina corrida dejando entrar la claridad del día.

Y yo sentada a horcajadas sobre mi madre, frente a ella, jugando.

Me hace reír. Tocamos las palmas, cantamos canciones... y en un momento determinado, confiando plenamente en ella... ¡¡es mi madre!! me agarra mi mano y me dice que no la fuerce, ella me la mueve.

Lo hago, riéndome, esperando un nuevo juego.

Mi madre levanta y baja la mano, cantando algo que no recuerdo... pero nunca olvidaré la rabia que me dio cuando en medio de una carcajada... me golpeó la cara con mi propia mano. No fue el daño que pudo hacerme, sino darme cuenta de que mi propia madre podría engañarme de ese modo.

En toda mi niñez, nunca se lo perdoné... y creo que hoy en día, me cuesta recordarlo con una sonrisa... confié en mi madre y me engañó.


Nota: Bueno, va... que si... que ya se lo perdoné, sólo han pasado treinta y ocho años, va siendo hora.

1 comentario:

Wendeling dijo...

Comentario:
Qué recuerdo tan perfecto. A mí me cuesta recordar cosas de mi niñez con claridad. Hay cosas que hasta dudo de si ocurrieron o no. Eso sí, mi primer recuerdo sería también de muy pequeñita: recuerdo mi madre hablando en el descansillo con la vecina, recuerdo cerrar la puerta y quedarme dentro... sola. Imagino que fue el tal barullo que se montó que por eso lo recuerdo :D

Besos
Nanny-Ogg 14 Marzo, Viernes 21:19 (Correo) (Web)

Comentario:
Apenas me acuerdo de cosas de mi niñez... y de las que recuerdo... como la que has contado... mil.
Qué triste...

Un besazo!
Igrein 14 Marzo, Viernes 17:09 (Web)

Comentario:
Lo bueno de tener memoria es que recuerdas muchas cosas, lo malo que las recuerdad todas, buenas y malas.
Si fueras como yo (mis amigos me llaman Dori, la de Nemo,), no tendrías problemas, ni recuerdos buenos, ni malos, ni rencores.
Todo alegría!
ika 14 Marzo, Viernes 13:35 (Correo) (Web)

Comentario:
Toc, toc, ¿se puede?...

Llego aquí desde Babel, te he leido y me gusta este sitio. Si me lo permites, me gustaría seguir pasándome por aquí.

Sobre el primer recuerdo de mi niñez, no te lo creerás pero recuerdo que mi madre me tenía liada en una toalla, me dejó sobre su cama y me puso polvos de talco por todo el cuerpo. No sé qué edad tenía, ni idea. También recuerdo mi cuna que era del estilo de la tuya, de barrotes metálicos, y la almohada de mi cuna que era rosa y yo chupaba el piquito de la almohada.

Un saludo.
Miau 14 Marzo, Viernes 10:10 (Correo) (Web)

Comentario:
Yo, en cambio, apenas tengo recuerdos de mi niñez y los que tengo no se remontan ni muchísimo menos a edades tan tempranas. Debo haberlos almacenado en áreas poco accesibles del disco duro. En fin.

Un beso.
miroslav panciutti 13 Marzo, Jueves 22:53 (Correo) (Web)

Comentario:
Pues mis primeros recuerdos también se remontan a una edad muy temprana, de hecho creo que con los años voy ampliando el campo de memoria y al paso que voy temo recordar el momento de mi nacimiento :-P
De momento voy por los 3 años.

Parece que lo de los juegos de manos era una práctica común en las madres de la época, se ve que pretendían espabilarnos jugando al despiste...
Besos enormes.
Cris 13 Marzo, Jueves 12:14 (Correo) (Web)

Comentario:
Jajaja... yo creo que ya ha pasado suficiente tiempo para perdonarlo ;)
Besos muuuuacks!
lara 13 Marzo, Jueves 11:28 (Correo) (Web)

Comentario:
Ea, mi padre también me hacia eso con las manos.
La primera caes, la segunda te pilla un pelin desprevenida, pero no es como la primera, y la tercera empiezas a tejer la venganza hasta q llega el día que se la devuelves.

Creo que era uno de los juegos que han forjado mi relación con mi padre. Siempre peleándonos por ver quién gana a quién, quién pica a quién, quién es el más fuerte y quién acaba siendo el más listo.
Besitos
Siriade 13 Marzo, Jueves 11:16

Comentario:
Te entiendo perfectamente. Si algo me decía mi madre siempre es que no me fiara ni de mis bragas, ni en ella, ni en mi padre siquiera... que no confiara en nadie. Es algo que me parece muy triste y que no puedo cumplir.

Lo que ha conseguido es que no me decepcione (que ya es muchíiiisimo), pero no puedo dejar de confiar.
Zanawsina 13 Marzo, Jueves 09:48 (Web)

Comentario:
si te cuento mi primer recuerdo...

mejor no, es muy friki, jeje

besos

pd: mi tío también me hacía eso con las manos
HSolo 12 Marzo, Miércoles 23:13 (Correo) (Web)