lunes, 15 de octubre de 2007

Amapolas entre el trigo

El padre de Wendeling conducía un Dyane6 de color crema. El coche llegó a la familia prácticamente a la par que ella, unas semanas más tarde de su definitivo traslado. Recuerda exactamente el día en que llamó a todos, justo a la llegada del trabajo, para que salieran a la calle; aparcado a la puerta de casa se encontraba el coche... no era nuevo, ni de segunda mano, tal vez de tercera o cuarta, con los asientos forrados de tela de toalla, intentando ocultar los agujeros que el uso había hecho en la tapicería.

Todos nos quedamos con la boca abierta, sorprendidos, ni siquiera la madre de Wen sabía que su marido tenía en la cabeza comprar un coche... y mucho menos aquel coche.

- ¿Y cuánto te ha costado... "esto"?

- No te preocupes por eso, me lo ha vendido un compañero del trabajo por casi nada, lo mejor de todo es que gasta muy poca gasolina y con él podremos volver al pueblo casi todos los fines de semana para ver a la familia.

- Wen, Joaquín, venid, mirar, el coche es descapotable.

Y entrando dentro del vehículo, levantó la mano a una esquina del techo, después a la otra... y corrió atrás el maravilloso techo de lona, como si de una cortinilla se tratara.

- ¿Pero es seguro?

Ese mismo fin de semana, toda la familia se metió en el Dyane6, maletita con pijamas y ropa de recambio, un bizcocho para los abuelos y un par de conejos para preparar la comida... nadie los esperaba. Padres delante, niños detrás, saltando sobre los maltrechos muelles del asiento.

En marcha.

Risitas al descubrir que el coche no se pone en marcha con la llave, sino con un botón al lado del volante. Ruido de avión al despegar cuando sube cuestas y un rítmico movimiento del conductor hacia adelante como queriendo empujar el mismo, dándole fuerza al motor para llegar al final del desnivel.

Y una carretera que atraviesa campos de trigo verde, cubiertos de motas rojas de las amapolas... es la imagen que retiene la niña Wendeling de once años de aquel primer viaje de Málaga a Granada.

Durante un montón de años y cientos de viajes, el coche jamás los dejó tirado en el camino, ni calentones, ni heladas... durante un montón de años trasladó a todos a donde hizo falta, al trabajo, a la playa, al campo, de boda, al médico, al hospital, al cementerio... durante un montón de años les fue fiel, a pesar de su aspecto y a pesar de las risitas de los que nos adelantaban en nuestro camino.

Un buen día, su dueño enfermó y falleció. Durante seis meses, el coche estuvo aparcado a la puerta de la vivienda, nadie lo movió de sitio, ni siquiera lo arrancó... la madre de Wendeling regaló el coche a su sobrino cuando aprobó su carnet de conducir. El chico metió la llave, dió al botón de contacto y el Dyane6 color crema, revivió a la primera, sin sonidos extraños, sin ronquidos, sin quejas, contento de volver al camino.

Dos años después, Wendeling supo que el coche había terminado en el desguace, demasiados años encima, su último dueño había decidido que prefería un coche nuevo más bonito. La niña lloró, con la imagen de los campos de trigo llenos de amapolas de aquel primer viaje, con el sonido de avión al despegar todavía en sus oídos, con el recuerdo de su padre, conduciendo ese coche del que siempre se sintió tan orgulloso.

1 comentario:

Wendeling dijo...

Comentario:
Nosotros tuvimos un Seat 600, que nos llevó por toda Andalucía, toda la costa de Levante y hasta se atrevió con Los Pirineos, siempre parecía a punto de reventar, y en el ví los mejores amaneceres en el camino y se me quedó pegado para siempre el olor a pan recién hecho en los pueblos que entonces había que atravesar. Uf, demasiados recuerdos, demasiados y todos buenos, Gracias Wen
un tal Javi 22 Octubre, Lunes 17:56

Comentario:
Mi padre no tenía un Dyane, si no un 1430 ranchera, porque éramos muchos, pero lo que sí hacía era lo de moverse alante y atrás para "empujar" al coche cada vez que adelantaba, y los cuatro críos le ayudábamos moviéndonos igual que él... ¡menudo pitorreo tenemos todavía con eso!
geyper 17 Octubre, Miércoles 16:04 (Correo) (Web)

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Que bien que los recuerdos no se puedan llevar al desguace.

Besos
Nanny-Ogg 17 Octubre, Miércoles 13:03 (Correo) (Web)

Comentario:


Mi abuelo también tuvo uno de esos coches y luego tuvo algunos más. Me gustan los coches antiguos, bueno me gusta las antigüedades.

Un bico.
Álex 16 Octubre, Martes 19:49

Comentario:
En casa tambien hubo un Dyane6 y nos volvíamos locos de alegría cuando el domingo por la tarde nos subiamos todos camino de algún pueblo de al lado a darno un paseo,eso en invierno porque los veranos eran para ir al río o bien al pantano. Pero siempre en el Dyane6, le llamabamos el trueno, por lo del ruido.

Un saludo
MaRa 16 Octubre, Martes 00:32 (Correo) (Web)