lunes, 5 de junio de 2006

Recuerdos muy infantiles

Delante de la puerta de entrada de la casa, hay dos enormes árboles, uno de ellos es muy viejecito y tiene un tronco grande que le gusta rodear una y otra vez... y en el que se ha escondido muchas veces cuando juega al escondite. Si te situas con la casa a la espalda y sigues a la izquierda por la calle, llegas en unos metros a la plaza del pueblo, donde está el ayuntamiento, la iglesia, el estanco, varias tabernas, un kiosko de chucherías y una fuente en el que suelen parar las bestias cuando vuelven del campo y beber agua. Si sigues la calle por la derecha, te encuentras la estación del tranvia y justo detrás, está la casa donde el médico pasa consulta.

Pero lo mejor está a tu espalda... la casa... su casa. Le gusta, le hace sentir segura porque dentro está su madre seguro, preparando la comida.

Entra por la cancela, y estás en un patio delantero, con flores de colores y una pequeña palmera justo en el centro. Los maceteros están adornados con pequeñas piedrecitas redondas, de las que se encuentran en los ríos, que su padre ha colocado formando agrupaciones de colores. Al fondo del patio hay un porche, con una mesa y unas sillas. Es el lugar favorito de su abuelo, le gusta sentarse allí a tomar el fresco en los días de verano y si miras al frente y un poquito a la izquierda, sueles tropezarte con la impresionante vista de Sierra Nevada. Al porche da un enorme ventanal del salón de la casa y la puerta de entrada principal. Pero a ella le gusta entrar por una puerta lateral que hay justo a la izquierda de la cancela. Esa puerta siempre está abierta, a no ser que sea invierno y haga mucho frío o por la noche.

Al entrar por la puerta lateral, justo a su izquierda está otra puerta, que se dirige al huerto de la casa. Su madre no le suele dejar bajar a no ser que esté ella, porque puede pisar alguna planta y matarla. A la pequeña le da miedo saber que por su culpa una planta pueda morirse... y a su madre le da miedo ver que su hija de sólo tres años baja corriendo esas enormes escaleras. Al fondo del huerto está un establo... su padre le ha prometido que cuando sea un poco mayor le comprará un caballo... pero mientras tanto hay un cerdito viviendo ahí, que se hará grande y dará mucha carne a la familia.

Cuando bajas las escaleras del huerto y debajo de la casa, hay una enorme nave repleta de material de construcción, ahí trabaja su padre, es una tienda de ladrillos, azulejos, cemento,.... Si es muy buena, su padre le deja jugar a construir casas con los ladrillos, pero tiene que tener cuidado, porque los ladrillos se rompen y puede cortarse. Su madre siempre regaña a su padre cuando la pilla jugando con los ladrillos. Y él dice que no sabía que estaba ahí, mientras guiña el ojo a su hija.

A la derecha de la puerta lateral de entrada a la casa, hay un enorme pasillo. La primera puerta que te encuentras, es la habitación del abuelo... está algo separada del resto de las habitaciones, pero el abuelo dice que es la mejor, porque está tranquilo cuando tiene ganas de estarlo y nadie le molesta (la pequeña no sabe que ese nadie se refiere a ella en específico, que es algo revoltosa y charlatana). La ventana de la habitación del abuelo da al huerto.

La siguiente puerta es del cuarto de baño... con una bañera enorme. En el que en cierta ocasión se bañó con un flotador que su abuelo le había comprado, para saber si funcionaba o no.

Después el pasillo se convierte en un enorme recibidor, porque cuando termina, está la puerta principal de entrada a la izquierda. Genial para jugar a la pelota, o pasear con el triciclo.

Izquierda de la puerta de entrada, el comedor, con chimenea y dos enormes ventanales, uno con vistas al porche y otro a la calle lateral. Siguiente puerta, una especie de salita para visitas, o al menos así la llama su madre, siempre está cerrada y no deja entrar a la pequeña... que se escabulle cuando su madre no la ve, porque le gusta ver ese sofá blanco tan elegante, las paredes pintadas de color lila, y un aparador con platos que están dibujados con flores. Sobre una estantería hay una muñeca vestida de princesa, con collar de perlas, corona con brillantitos y vestido de hilos dorados. No la dejan tocarla pero ha conseguido sacar la promesa a su madre de que podrá jugar con ella el día de su cumpleaños.

Al fondo del recibidor a la izquierda está su dormitorio. Es muy grande y tiene muchas estanterías donde dejar sus muñecas... aunque algunas está un poco rotas, esas como están malitas, reposan en la cama.

Al fondo a la derecha, la habitación de sus padres... tiene unas cortinas en terciopelo verde que a la pequeña le encanta acariciar.

A la derecha, casi a la altura del pasillo la puerta de la cocina. Normalmente comen allí cuando su padre no está y como no llega todavía a la altura de la mesa, su madre suele usar una cacerola como alza sobre la silla... que suele estar muy fría cuando la niña sienta su culito sobre ella.

Le gusta esta casa... es su casa y siempre se ha sentido segura cuando está en ella.

Nota: En ocasiones la nostalgia ataca por el lugar menos esperado. ¿Por qué recuerdo con tanto detalle la casa de mis padres si sólo viví en ella hasta los 4 años?

2 comentarios:

Wendeling dijo...

Comentario:
Las experiencias de pequeño se graban a fuego, es asombroso cómo podemos recordar algunas cosas y algunos detalles... seguro que para ti esa es la estampa de hogar, familia, refugio y calor, se me ocurre...
Malamala 7 Junio, Miércoles 19:49 (Web)

Comentario:
Estoy de morros con bloglines...que no me ha avisado si actulizabas!!!

Pero bueno...que tienes ante todo los recuerdos, que esos nadie nos los quita ni los derrumba...me gusta mucho cuando nos cuentas estas historias, me hacen recordar las mias.

Un biko gordo!!biko azul
Azul 6 Junio, Martes 17:25 (Web)

Comentario:
Mixizar, las casas de los pueblos suelen ser bastante grandes, ésta tenía un huerto y hasta una cuadra... eso si, no tenía garaje para el coche, entonces no había tantos problemas de aparcamiento... es más, creo recordar que mis padres no tenían coche, sino una moto, una Bultaco enorme de color rojo.

Hoy en día, en el lugar donde estaba el huerto, han construido un bloque de pisos. Cada vez que paso por delante, me dan ideas de llamar a la puerta y decirles que me dejen ver la casa, para ver si es tal y como yo la recuerdo.

Gracias a todos por vuestros comentarios.
Wendeling 6 Junio, Martes 12:54 (Web)

Comentario:
pues pedazo de casa hija!! grande era desde luego, me la estoy imaginando... aissss que bonita, si es tna bonita como la imagino... yo también me acordaría...

un besote!!
mixizar 6 Junio, Martes 11:11 (Web)

Comentario:
Pues no se, pero quizas fue el único sitio donde no has tenido que luchar para conseguir algo que a mucha gente le viene dado. Animo mujer!
anamen 6 Junio, Martes 10:15 (Web)

Comentario:
Perdona que no me haya pasado en un tiempo... pero ando bastante liado en el trabajo...

Me encanta tu blog... ánimo y sigue así... que escribes muy bien
Dominus 6 Junio, Martes 09:07 (Correo) (Web)

Comentario:
Dominus me pasó algo similar después de esos cuatro años: mis padres en Alemania, yo en un colegio interna, más tarde viviendo con mis abuelos y después de ciudad en ciudad hasta que falleció mi padre. Creo que esa es la razón de que considere a ésta primera "mi casa".

Gracias a todos por vuestros comentarios.
Wendeling 6 Junio, Martes 08:52 (Web)

Comentario:
"Nadie cena como en casa... si la que guisa es mamá" ... es de una canción pero creo que expresa muy bien estos momentos.

La nostalgia no es "mala" ... lo malo es cuando no puedes sentirla hacia la niñez... cuando hasta casi la adolescencia no ha echado raíces por ir dando saltos de una ciudad a otra...

y al pasar los años te das cuenta que a esa edad ya no tienes raíces, que único que te aferra a tu principio es llegar a casa de tu madre y que, casi con "veintimuchos", te de un abrazo y un beso... como lo hacía cada vez que volvías del colegio...(cada año en un sitio diferente ....)
Dominus 6 Junio, Martes 08:44 (Correo) (Web)

Wendeling dijo...

Comentario:
La nostalgia ataca a traición y es inútil resistirse: siempre gana.
Lo bueno de esos ataques es que pueden producir artículos tan bonitos como este que acabas de escribir, precioso de la cruz a la raya.
Un beso fuerte, maia.
Una delicia, de verdad
Wolffo 6 Junio, Martes 08:14 (Web)

Comentario:
Quizas se deba a que sentias mucho cariño a esa casa y por eso ocupo un lugar especial en tu memoria. Desde luego la has descrito con todo lujo de detalles.
Petonets maca
Memnoch 6 Junio, Martes 03:07 (Correo) (Web)

Comentario:
La nostalgía creo que no es mala. Por tanto espero que te siga "atacando" y continues llenado momentos tan especiales para ti y tan maravillosos para los demas.

Besos Wen.
jartos 5 Junio, Lunes 22:23 (Correo) (Web)

Comentario:
Yo lo encuentro lógico y natural. Lo contrario me parecería algo que te faltara.
Precisamente, por eso, por haber vivido en aquella casa solo los primeros 4 años de tu existencia y luego... el periplo.

Un abrazo
Susy 5 Junio, Lunes 21:30 (Correo) (Web)

Comentario:

Los recuerdos son inexplicables, sólo sirven para sentir, para que no se nos olvide sentir.
Álex 5 Junio, Lunes 20:21 (Web)

Comentario:
Seguro que recuerdas muchas mas cosas que tu memoria guarda con celo y cariño, infinidad de momentos vivídos que en ocasiones se destapan sin saber porqué, de la misma manera que ahora tus hijas absorben como esponjas multitud de detalles y hechos que a ti te pasan desapercibidos y que mas adelante serán título de un post llamado recuerdos muy infantiles.
un tal Javi 5 Junio, Lunes 20:04 (Web)

Comentario:
¿Y por qué no iba a ser así? ¿Dónde has sido más feliz? ¿Dónde te has sentido más segura? Antes me extrañaría otra reacción.
cieso 5 Junio, Lunes 18:58 (Web)