Verano con la garantía de saberse feliz

Wendeling recuerda sus vacaciones de verano de niña, esos meses en los que no tenía obligaciones, solo la garantía de todas esas horas en las que debía divertirse, en las que usar su imaginación para crear: historias por vivir, por sentir, por disfrutar; alegrías que compartir con sus sueños; conversaciones con su amigo el fantasma o su amiga Blanquita... e incluso algunos días especiales, una conversación por teléfono con sus padres.

Horas nocturnas jugando en la calle con sus amigos (esos niños que jamás quisieron entrar en la casa del fantasma)... jugar al escondite a las doce de la noche, mientras los mayores pasaban las horas más frescas del día, sentados en la puerta y disfrutando de la compañía de amigos y vecinos... arreglando el mundo, o su mundo en particular... Los mayores tambien sueñan.

Y estos meses de julio y agosto, son como esos meses de vacaciones de verano que vivía de niña. Hace tantos años que no disfruta verdaderamente de la única obligación de sentirse bien. Se siente amada, tiene ilusión por un futuro, por vivir... sabe que le espera una sonrisa y una mirada que la hace sentir completa... sabe que por esta vez, conoce su camino.

Y solo queda una semana para disfrutar de una nueva mereth con sus amigos.

Acumular recuerdos maravillosos de este verano tan especial. Porque la vida sigue y Wendeling con ella, pero no sola... por esta vez, no sola, sino acompañada.