A Susie Salmon (sí, igual que el pez) la mataron. Fue violada, asesinada y luego descuartizada en un campo de trigo cuando volvía del colegio una helada tarde de invierno.
A sus 14 años, era una joven como tantas, que soñaba con ir a la universidad, conocer chicos, vestirse a la moda y ser actriz o fotógrafa. Pero ahora ya no está para contarnos sus planes, sus ansias de futuro... o tal vez sí.
Desde la atalaya de su cielo, en el que ahora habita, eternamente, Susie observa la vida en la Tierra de aquellos a quienes dejó.
Desde ese cielo ahora puede concretar todos sus sueños de adolescente, Susie también relata de forma minuciosa la brutal preparación y ejecución de su asesinato, cometido por un conocido, un vecino del lugar y descubrir que no es la única chica que ha hecho “desaparecer” dicho individuo.
Una narración fría y distante de un acto perverso, en las que Susie intercala sus ingenuas y curiosas experiencias en su cielo. La realidad más atroz y perturbadora, junto con la fantasía de un mundo donde el muerto puede al fin realizar todos sus deseos. Excepto uno: Volver a la Tierra junto a los suyos.
A Susie solo le queda dedicarse a observar, cuidar e intentar de alguna forma, intervenir en la vida de aquellos a quienes dejó atrás: su obstinado padre, que no descansará hasta saber lo que realmente le ocurrió; su madre, que termina aislada de todo y de todos; sus hermanos, que lucharán por sobrevivir al vacío dejado por ella y reconstruir sus vidas; sus amigos, inmersos en la lucha diaria por seguir sin su presencia, e incluso en el chico que estaba enamorado de ella y que no logra olvidarla. Desde su cielo, Susie debe aprender también a resignarse, dejar vivir a los vivos y continuar su derrotero.
Queramos verlo o no, el “Mal” forma parte de nuestra vida cotidiana, y esta novela desgarradora, en momentos horrible, brutal, nos lo hace ver, pero también terminamos por observar, que a pesar de ese horror hay una semillita de esperanza, de futuro, que a pesar de ese horror se puede salir adelante y continuar viviendo.
Sencillamente una de las obras que más me ha impresionado últimamente, desde su forma original de contar la trama desde el cielo, a su brutal exposición de los hechos y a esa esperanza final en la justicia y en el futuro.
A título personal, indicar que es una trama muy dura, que me hizo llorar, como mujer que sabe lo que se siente al perder un hijo. A diferencia de lo que suelen decirte los "bienintencionados" el dolor no se mitiga con el tiempo; creo firmemente que el dolor no se va, es acumulativo a lo largo de toda tu vida, sencillamente terminas por acostumbrarte a vivir con él. Y de uno depende el que sepamos vivir con ese dolor.
Y como me indica este libro, espero que esa esperanza final llegue en alguna ocasión y me permita sentirme un poco más libre de mi dolor.
1 comentario:
Comentario:
Respecto a lo que llamas la "esperanza final", como no-creyente no espero nada. Para mi la vida es un ciclo con un principio y un final y al llegar la muerte todo termina, esa persona simplemente deja de existir (aunque su existencia sigue en cierta forma, como una impronta o un "eco en la eternidad").
Respecto a la existencia del "mal" es algo que siempre he tenido muy claro, y a veces parece difícil de entender que una persona simplemente disfrute haciendo mal a otro. Alguna vez he tenido alguna conversación sobre ese tema, y mis compañeras de trabajo (I. en especial) creo que no llega a entender ese "mal", lo considera una locura o algún tipo de trastorno. Afortunadamente, nunca he vivido ningún tipo de situación en la que me haya encontrado con una persona así, pero por lo que he leido, visto y reflexionado, para mi es bastante "natural" pensar que puede llegar a existir. Creer lo contrario es signo de querer "embellecer" el mundo, crear una imagen más limpia, en la que hay buenos y malos, en la que los malos no son personas, sino transtornados.
Tomo nota del título.
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SegFault 6 Diciembre, Lunes 04:56
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