jueves, 25 de octubre de 2012

Parada otra vez

Cuando a finales de mayo de aquel año 2006, después de mi despido legal, en la anterior empresa, conseguí la entrevista de trabajo, me sentí feliz.

Un trabajo por horas, justo en las calles en las que vivía, sin horario definido, en una empresa que conocía desde hacía años y haciendo un trabajo que me gustaba: vender cultura, mientras cuidaba de mis hijas y mi casa.

Me llamaron a principios del mes siguiente y empecé a trabajar a finales de junio. En poco tiempo me adapté y para finales de año cumplía objetivos holgadamente.

Todo fue bien, a pesar de esa crisis incipiente... hasta que cambiaron mi supervisor. La persona que me había entrevistado y contratado, esa que me enseñó el trabajo, me hacía sugerencias y apoyaba, fue trasladada a otra provincia y en su lugar entró un chico, jovencito y "muy majo" o al menos eso parecía, hasta que empezaron los problemas... se convirtió en un jefecillo agonías que todo le parecía poco y que agobiaba controlándote con llamadas telefónicas:

Jueves noche, sobre las 22:30 horas, llamada del supervisor, preguntándome cuanto había vendido ese día y donde había estado, pidiéndome que le pasara las ventas por teléfono.

Viernes mañana, sobre las 8:45 horas, llamada del supervisor, pidiéndome las ventas:

- Hola Wen, ¿has hecho algo?

- Si.

- Genial, dime.

- Dormir...

Ventas que se perdían, peticiones de referencias específicas que no aparecían, objetivos que no se cumplían cuando yo había entregado todo... y el colmo fue aquel día que me telefoneó la administrativo para llamarme la atención por una devolución fuera de tiempo.

- ¿Que ya no puedes admitir la devolución? ¿Qué me la tengo que quedar yo?

- Si... ha pasado demasiado tiempo.

- Pero si hace más de 6 semanas que la entregué.

- Pues tu supervisor me la acaba de dar y dice que se la has entregado hoy.

- Pues dile al jefecillo agonías, que se la va a comer con patatas él, que tengo su firma y fecha de hace 6 semanas.

Soportamos a este ser por 18 meses, hasta que un buen día llegamos y ya no estaba... y nos costó bastante dinero por culpa de su mal trabajo, se perdieron premios por objetivos cumplidos y mercancia volatilizada en la nada.

Pero bueno, son problemas que puedes tropezarte en cualquier empresa... mi extensa experiencia laboral ha dado para muchas anécdotas y vivencias de este tipo.

A principios de verano de este año se despidió de todos los trabajadores la delegada provincial. La crisis, como en todas partes, ha golpeado duramente a la empresa y se está reorganizando a nivel nacional: traslados, cierre de delegaciones y ampliar las referencias de venta al precio que sea; ya no solo se vende cultura, también cosmética y papelería.

En la presentación, al nuevo delegado se le llenó la boca diciéndonos que  lo mejor de la empresa somos los agentes, porque éramos la cara ante los clientes y que iba a conseguir que la delegación fuera de las mejores.

JA.

Hace un par de semanas, justo en plena campaña de Navidad, se le ha ocurrido reorganizar la delegación y zonas adjudicadas a cada vendedor. Todo eso, claro, sin avisar y sin tener en cuenta los agentes que llevamos años trabajando y conociendo nuestra zona de trabajo, que para eso es el gran jefe.

Y ahora llego yo, enterándome a mitad de campaña y por simple casualidad, que esos clientes que llevo tratando y conociendo desde hace más de 6 años, ya no son mis clientes, porque he perdido el 60% de ellos. Bueno, perdidos no, se los han adjudicado a otro vendedor y a mi me corresponden otros, bastantes menos y alejados de donde vivo.

Conclusión: más horas de trabajo para atender a menos clientes y por consiguiente, ganar menos dinero.

¿Razones? optimizar la venta

¿Eh? Me expliquen como, porque no me entero. Palabras textuales del delegado cuando he presentado mi queja:

- Algunos se benefician - refiriéndose a los agentes-vendedores, esos a los que hay que mimar porque somos lo mejor de la empresa- y otros saldrán más perjudicados. Si te parece bien, pues bien, si te parece mal, pues bien también. Me siento mal por verte así - en aquel momento, la impotencia he hizo soltar alguna lágrima - pero no pienso dar marcha atrás

Después de pensarlo durante estos días, he escogido: una persona que no siente respeto por sus subordinados, no merece mi respeto. Por un sueldo ínfimo que no va a conseguir que salga de pobre, se puede quedar con su optimización de las ventas. Me libero del estrés de llegar a objetivos, aunque ahora vendrá otro estrés distinto, el de buscar trabajo.


Nota: La reorganización es  más compleja de lo que he contado aquí, no he querido alargar la historia mucho más, pero en conclusión, está cometiendo los mismos errores de zonas que ya estaban antes, pero eso si, al menos justifica su sueldo ante sus superiores, mientras yo salgo perjudicada. Desconozco como a los otros vendedores les ha afectado o no.


1 comentario:

Anónimo dijo...

que te toque un jefecillo barato como digo yo es lo peor que puede pasarte.
Yo trabaje en una gestoria donde el jefe que tuve me faltó el respeto varias veces hasta que me cansé, esperé hasta terminar de pagar una deuda que tenia con mi familia y en cuanto pude me largué, yo no podia trabajar con esa presion y esos dolores de cabeza que no me dejaban ni dormir de las preocupaciones.

Has hecho bien en dejarlo, aunque las cosas esten mal, no merecias de golpe y porrazo que te cambiaran todo porque sí y de esa manera tan tajante, tan poco humana.

Se creen que lo saben todo y hacen y deshacen a su antojo, se estan equivocando, ya se darán cuenta del error. Tu de momento te has librado de esa tension y ese estres.

A mi me encantaria trabajar vendiendo libros, sería mi sueño, estar en una libreria, o trabajar en una biblioteca.En fin, de ilusion tambien se vive no?

Un abrazo enorme, y mucho ánimo, seguro que gente trabajadora como tu y con experiencia encuentra algo. UN besazo