miércoles, 2 de noviembre de 2011

Seres demoniacos

El último fin de semana (y hablo de fin de semana, es decir, del viernes por la tarde/noche a la tarde del domingo, porque los pobres currantes no solemos disfrutar de puentes ni similares) lo pasamos en una casa rural en un pueblo de Sevilla.

En si, todo fue perfecto. Un grupo de amigos frikeando en sus comunes aficiones. Conversaciones, juegos, risas, compartir momentos y algo de comida y bebida...

Pero ésta no es la historia que quería contar, sino la de nuestros vecinos. La casita formaba parte de un grupo de tres más en la misma finca. Las otras dos, más o menos del mismo tamaño, con salón/comedor/cocina, cuarto de baño y cuatro dormitorios para un total de 10 personas; en la cuarta vive la dueña de la finca que alquila sus casas.

Cuando llegamos el viernes noche, vimos un grupo de chicos en una de las casas. La dueña nos comentó que las había alquilado para todo el puente. Eran dos grupos de muchachos del mismo pueblo que venían a montar una fiesta de "hallowen". Hasta ahí todo perfecto. Cada uno en su casa y la propietaria al tanto de todo.

El viernes, ya de madrugada, nos costó dormir por el ruido que montaron. Los dos equipos de música que se había traído a todo volumen, cada casita intentando quedar por encima de la otra, enfrentamiento entre los dos grupos de amigos (que se conocían) para ver quien molestaba más al otro.

Por la mañana me despertó las voces entre la propietaria y un grupo de los chicos, que al parecer se estaba dedicando a tirar botellas vacías de bebida al a piscina.

- ¿Pero qué hacéis? ¿Estáis locos?

- Tu no te metas puta - tal cual... ojiplática me quedé al escucharlos.

Cuando salimos fuera, nos encontramos los restos de una batalla campal. Botellas y vasos rotos por todas partes del recinto. Bloques grandes de hielo que habían estampado en las paredes de una y otra casita. Mesa y sillas volcadas y rotas por el patio...

Alguien de nuestro grupo comento:

- ¿Quién no ha hecho barbaridades de joven?

Pues la verdad es que yo jamás a ese extremo, pensé. Mi sorpresa fue al verles la cara de día y darme cuenta que no eran mayores que mis hijas ¿16-18 años? como mucho.

El sábado fue un día tranquilo. Ellos durmiendo el colocón (no solo bebida, también el olor de los porros estaba en el aire) y nosotros a lo nuestro.

El sábado anocheciendo volvieron los problemas. Primero nuestros vecinos pared con pared nos preguntaron si habíamos visto algo raro. Al parecer, mientras ellos no estaban, habían entrado en su casita y destrozado el equipo de música que se habían traído. Yo había visto entrar y salir gente de la casa durante la tarde, pero con el movimiento de personal que había habido la noche anterior, ni distinguir si pertenecían al grupo o no.

Por la noche, más de lo mismo de la noche anterior pero a lo bestia. Un grupo si tenía música, el otro no... me llegué a dormir sobre las 6:30 de la mañana, escuchando los gritos, ruidos y golpes de maza (al menos eso me pareció) rítmicos durante horas. Tenía la sensación de que estaban estampando sillas contra la pared, pero a saber....

Cuando me levanté por la mañana (sobre las 9:30) y salí al patio, mi asombro fue cada vez mayor. Aparte de las botellas, vasos, sillas rotas y mesas volcadas, me tropecé con dos tampones usados tirados justo en la acera, a metro y medio escaso de la puerta de nuestra casita.

Avanzo unos metros y me tropiezo que han tirado abajo el porche de la casa de enfrente... literalmente... tres soportales de ladrillo y al menos 8 travesaños de madera, por los suelos, la enredadera entre los ladrillos y la madera... y por medio la canasta de baloncesto ... casi no podemos pasar entre los escombros.

La dueña aguantando las lágrimas al ver el destrozo... y un padre quejándose y pidiendo cuentas del equipo de música que le han reventado a su hijo... sin preguntar que ha pasado la noche anterior al ver los escombros en el patio de la finca.

Cuando pasé por la puerta de una de las casas y se me ocurrió mirar dentro, el escalofrío recorrió mi cuerpo al ver como estaba ese salón/comedor/cocina. ¿Cómo se puede ser tan destructivo? ¿Y cómo esos padres dejan a sus hijos, de escasamente 18 años comportarse de esa manera?

Soy madre y siento miedo del mundo que le tocará vivir a mis hijas con engendros de ese tipo.


7 comentarios:

Viviana dijo...

Creo que la señora entendio que no le debe rentar más a un grupo de adolescentes solo, n?

Que poca educación... reflejada en un padre preocupado por un aparato electrónico y no por el desastre evidente.

Zana dijo...

No me sorprende, pero me horroriza igualmente esa actitud. En serio... pobre mujer propietaria. Tiene derecho a denunciarles, creo.

Wendeling dijo...

Le comentamos la opción de la denuncia cuando vimos todo, pero la dueña dijo que tenía miedo, que eran capaces de meterle fuego a la finca, porque son vecinos del pueblo. Espero que el seguro le cubriera el destrozo. Me dio una pena terrible cuando la vi intentando no llorar.

Gracias por vuestros comentarios.

María Goretti dijo...

Que verguenza,que espanto!.
Lastima que por miedo no denuncie, creo yo esta clase de cosas no hay que dejarlas pasar, el silencio es el complice de estos barbaros, aunque sea silencio por temor.
Abrazos

Maireen dijo...

Yo es que jamás le hubiera alquilado las casas a un grupo de chicos de esa edad. Porque hay que ser inmensamente ingenua para creer que se van a dedicar a jugar al parchís y que no van a molestar a nadie. Si se van a una casa alquilada es para hacer todo lo que no pueden hacer en sus propias casas.

synn dijo...

Y tan demoníacos. Lo peor es que vean esas cosas como normales... qué miedito.

Viviana dijo...

Hola!!!

En mi blog personal Soy Mamá estoy dejandote una preguntitas para que participes, ojala te unas !!!

http://www.soymamablog.com/2011/11/preguntitas-solo-por-diversion-meme.html