martes, 22 de enero de 2008

¿Y ahora a qué pertenezco?

Cuando una Wendeling adolescente imaginaba su futuro, siempre éste estaba en volver a su pueblo natal. Aunque aceptaba que la ciudad tenía muchas más facilidades en temas de educación y ocio, incluso en trabajo... ella quería volver... quería ofrecer a sus hijos (en su futuro siempre tenía hijos, era un tema incuestionable) toda la libertad que había tenido de niña y que no tenía dónde vivía ahora.

La Wendeling adulta que pensaba la Wendeling adolescente era una mujer que vivía en una casa en su pueblo. Una casa con dos plantas y patio trasero, con algún árbol frutal y tal vez una pequeña piscina. Ella se veía como madre, aunque nunca llegó a pensar si alguna pareja estaría con ella... era una mujer independiente, que no necesitaría de nadie, con un negocio en la planta baja de su casa. Un negocio que no solo le reportaría ingresos, sino también satisfacción personal.

La Wendeling adolescente siempre quiso tener una librería-papelería, en la que podría comentar las últimas novedades editoriales con sus clientes-amigos-vecinos y en la que recomendaría libros a los pequeños lectores.

La Wendeling adulta actual sonríe, nostálgica, al recordar sus sueños incumplidos.

El tiempo pasó y la Wendeling joven aceptó que tal vez jamás volvería a su patria chica cuando a la muerte de su padre, decidió quedarse en la ciudad. El tiempo había pasado, sus amigos del pueblo habían seguido sus vidas sin ella y aunque volvía con frecuencia e incluso conoció a nuevos amigos del pueblo y tuvo algún escarceo amoroso allí, en su interior sabía que su futuro ya no pertenecía ahí, aunque gran parte de su familia siguiera viviendo en el pueblo.

Pero esa familia ha ido desapareciendo. A la muerte de su abuelo hace unos meses se dio cuenta que su pueblo también se había desvanecido. Ella sigue viéndolo con los ojos de la niña que nació y vivió allí, pero su casa ya no está, ni la de sus abuelos, ni la de sus tíos fallecidos. Ya no hay niños jugando al fútbol en plena carretera nacional, ni niñas cortando la calle en un corro enorme. Ya nadie se queda al fresco por las tardes a la puerta de su casa, hablando con los vecinos, ya no están abiertas todas las puertas de las casas... Ahora hay polideportivo, biblioteca, instituto, teatro, cine... pero esa libertad infantil de la que disfrutó se ha ido perdiendo.

Su pueblo ya no es su pueblo, aunque esté en el mismo lugar y reciba el mismo nombre.

Y Wendeling adulta actual tiene miedo de que se pierdan todas esas historias que ha ido acumulando a lo largo de su vida. Las historias de Mama Carmen (su bisabuela) le contaba mientras tomaba café. Los recuerdos de su abuela cuando era niña y vivía en plena sierra. La fuerza de su tatarabuelo Poli que creó y mantuvo unida una gran familia, sus anécdotas infantiles consecuencia de su gran imaginación y sus travesuras... Wendeling ya no pertenece allí.

Ni tampoco aquí, aunque haya sembrado el futuro de su familia en esta ciudad de la que no tiene recuerdos infantiles.

Hoy, la Wendeling adulta, se siente huérfana, consecuencia de un pasado familiar que se desvanece y perdida en una gran ciudad, con cientos de miles de habitantes solitarios y tan huérfanos de pasado como ella.

1 comentario:

Wendeling dijo...

Comentario:
Yo nunca he tenido el sentimiento de "Patria" de pertenecer a ningún lugar... porque creo que todos, al final, pertenecemos al MUNDO, no a un sitio en concreto.

No soy de Alemania, ni soy de España, ni de Huelva, ni de Madrid... Disfruté muchísimo de Málaga, pero no llegaré nunca a ser de allí.

Al final no somos de ningún lugar y lo somos de todos. Pertenecemos al lugar que ha forjado nuestro carácter y no hay uno concreto... porque puede ser tu casa o tu pueblo entero, incluso la provincia en su totalidad, pero no nos pertenece nada ni somos de algún sitio.

Te lo dice alguien que nunca ha tenido "Patria" y las ha tenido todas...
Zanawsina 26 Enero, Sábado 16:46 (Web)

Comentario:
Esas historias nunca desaparecerán porque tú las escribes y están en tu imaginario personal. En la soledad habitual de la ciudad hay un pequeño hueco para tu microcosmos sentimental.
Beso
Baltasar Aceno 24 Enero, Jueves 12:54 (Web)

Comentario:
Un post precioso y muy sentido, me ha emocionado tu melancolía al leerte. Yo he hecho el viaje al revés de ciudad a pueblo y como tu explicas mis hijos han ganado en libertad y cercanía con los demás.

Un beso,
Adela 24 Enero, Jueves 00:50 (Web)

Comentario:
Wolffo, eso ni se pregunta, solo se insinúa con un leve levantamiento de ceja. Encantada de bailar contigo (y no me saques los colores, porfa, que no soy tan buena como quiero aparentar).

Mabel, no es ningún rollo, son nuestros recuerdos y por esa razón, somos nosotros. La razón primera del post es que me puse a pensar... ahora que no vive mi abuelo, prácticamente nada me ata allí, cuando volver al pueblo ha sido mi razón de ser durante tanto años...

Gracias por vuestros comentarios y besos.
Wendeling 23 Enero, Miércoles 22:17 (Web)

Comentario:
Más de una vez me he visto reflejada en lo que escribes. Yo me crié en una casa familiar, como la tuya, hoy en estado lamentable,no era un pueblo declarado, pero estaba fuera de Málaga.Despues he vivdo en la costa, y ahora tampoco se de donde soy, espero sentirme de aquí alguna vez.
Mi pequeño paraiso desapareció, está en estado lamentable, pero no así mis recuerdos, esos no me los puede robar nadie. Y estan vivos,hay veces que siento que estoy en esa maravillosa casa llena de gente,gente que lo que es peor, no han muerto todos, pero han demostrador ser muy interesados, y ya no se nada de ellos..Pero a mis hijos si que le transmito todos esos recuerdos, buenos y malos,de sus abuelos, de sus bisabuelos, de sus tatarabuelos y de antepasados que vivian de las uvas en la axarquía, de la filoxera, de mi pasado que tambien hago que sea el suyo.El pasado no se puede desvanecer mientras nosotras no queramos. Y yo no quiero.Pero tampoco podemos aferrarnos a el, y a mi me ha castigado mucho la vida, pero hay que seguir creando buenos momentos para que mis hijos, mis nietos y bisnietos sigan recordandome. Y no tiene remedio, todo cambia.
Vaya rollo que me he marcado.
Mabel 23 Enero, Miércoles 14:38

Comentario:

Es curios, yo hice el camino a la inversa: harto de la ciudad, me imaginaba de mayor en una casa de campo, con un R-5 azul metálico (R-5, no ha pasado tiempo, casi... desde que ese coche era un coche con el que soñar), soltero, follador y compartiendo casa con una matrona que me cocinaba y me cuidaba...
No me imaginaba padre y madre, que es lo que me ha tocado ser, y nunca, nunca, pensé que conocería a gente como tú.
He leído algún post atrasado y, bueno, a veces, casi siempre, en realidad, te leo obviando los comentarios. El caso es que al leer una actualización, me he visto invadido de curiosidad y he leído los comentarios, y me he dado cuenta de que eres más extraordinaria de lo que yo pensaba.

Una pregunta, mi diosecilla sureña, ¿bailarías conmigo esta bonita pieza?

Muchos besos, maia.
Mucho amor.
wolffo 23 Enero, Miércoles 12:01 (Correo) (Web)