miércoles, 12 de septiembre de 2007

Una ilusión

Cuando Moira nació, se convirtió en la hija menor de un venerable anciano. Su padre había tenido ya catorce hijos de sus tres esposas, consecutivas, y a los sesenta y cuatro años volvía a ser padre, así que imaginó que sería esta última hija la encargada de cuidarle, junto con la madre de la pequeña, treinta años menor que él, en su jubilación a punto de llegar.

En el momento de abrir sus ojos, Moira ya era tía, con un montón de sobrinos bastante mayores que ella. Una de sus hermanastras estaba a punto de ser abuela y entre toda esta enorme familia constituía la mayor parte de la población de un pequeño pueblo perdido en los Andes chilenos.

Pero como lo lógico y natural pocas veces es lo que sucede, fue la madre de Moira la que falleció cuando ésta tenía cinco años. Ella y sus dos hermanos más pequeños terminaron viviendo con su hermana mayor y sus hijos.

A los doce años Moira, junto con su cuñado y hermana y sus hijos se marchan a vivir a Santiago. Allí encontrarían mejor trabajo y un futuro para los pequeños. Por primera vez acude a un colegio en el que aprendería algo más que las cuatro reglas que le habían enseñado sus hermanos mayores.

A los dieciséis años es una jovencita pequeña, morena y con los rasgos característicos del pueblo de donde procede... como tantos otros... Unos enormes ojos negros envueltos en una impresionante melena de pelo lacio. Su cuñado no dispone de un buen sueldo para darle una educación a sus hijas y a su cuñada, así que finalmente termina trabajando en casa de un diplomático finés, cuidando a sus dos hijos pequeños, rubios, de pelo blanco, ojos azules y piel cuasi transparente.

Cuatro años después, el diplomático se vuelve a su país. Los niños se han adaptado a Moira y le tienen mucho cariño, así que su madre habla con su marido. Le pedirán que se marche con ellos a Finlandia.

- Carmen, Carmen.

- Lo sé, lo sé, tus señores se marchan. Pero te he encontrado otra buena casa.

- No... no es eso, me han pedido que me vaya con ellos y les he dicho que si.

- ¿Irte? ¿A dónde?

- Pues a su país, a Finlandia. Los pequeños les ha hecho mucha ilusión que diga que si. No te puedes imaginar como estaban sus caritas cuando dije que me marchaba con ellos.

- Pero Moira, ¿tú sabes donde está Finlandia?

- Pues la verdad, es que no estoy segura, pero en norteamérica. No es tan lejos.

Carmen mira a su hermana pequeña. No se ha dado cuenta realmente de la decisión tan rápida que ha tomado. La quiere como a su hija, ella ha sido realmente su madre aunque solo fuera su hermanastra. Busca un viejo atlas de cuando los niños iban al colegio.

- Moira mira. Nosotros vivimos aquí...

Su dedo marca Santiago de Chile.

- ... Finlandia está aquí.

Y Moira descubre que se va justo a la otra parte del mundo.


Continuará...

1 comentario:

Wendeling dijo...

Comentario:
Si, sigue ya!
¿ Se va?
Pobre Moira, que miedo debe estar pasando...

Un beso.
Igrein 13 Septiembre, Jueves 20:16 (Web)

Comentario:
eso, sigue, sigue...


¿por favor?
Faboo 13 Septiembre, Jueves 13:15 (Web)

Comentario:
Y Moira se marcha excitada y asustada a la fria Finlandia? Sigue, sigue...
Arzella 12 Septiembre, Miércoles 22:32 (Web)