viernes, 20 de julio de 2007

Dejar atrás

Cuando Wendeling volvió a su pueblo años después, aparte de encontrarse que ya no pertenecía al lugar, descubrió que también había dejado atrás mucho de ella.

Por la calle mayor del pueblo, volviendo a casa de sus abuelos, escucha a su lado un:

- ¿Ya no saludas a los amigos?

Como siempre, va pensando en cualquier tema menos en el que tiene delante y se sorprende por la frase, mira a su alrededor buscando a quien va dirigida y encuentra a un hombre... un pedazo de hombre de más de dos metros quince centímetros de alto. Cree que no va con ella pero no hay nadie más alrededor... no sabe como reaccionar...

- ¿Perdón? ¿Se refiere a mi?

- Pues si, a ti malagueña...

- No soy malagueña, soy de aquí.

- Ya lo sé, Wen. Pero parece que tu has olvidado a tus amigos.

Wendeling rebusca en su memoria, intenta localizar quien es ese pedazo de hombre... sigue sin saber que decir. Con la cabeza levantada mirándole a la cara, se muerde el labio... No sabe quien es.

Él se ríe abiertamente.

- Uisss... pues parece que no me recuerdas, pero yo a ti si. Te llamas Wendeling y hasta los diez años vivías aquí con tus abuelos. Ibas al colegio del pueblo y tu profesor de quinto era D. Antonio ¿me equivoco?

- N... no.

- Tus apellidos son D**** M**** y tenías unas notas espectaculares. Tenías un compañero de banco bastante gamberrete que se llamaba Enrique y te gustaba dibujarle de vez en cuando, sobre todo su perfíl.

Wen asiente. Recuerda esos dibujos y a su compi. Incluso recuerda que en cierta ocasión tuvo problemas porque la pillaron pasándole un examen.

- Todavía guardo alguno.

Fogonazo en los recuerdos de Wendeling.

- ¿Enrique?

No puede ser. Enrique tiene su edad y ella lo recuerda más o menos de su estatura. Sólo han pasado ocho años ¿Tanto ha podido crecer?

Sonrie mirándola mientras asiente. Es él, su último compañero de banco en el colegio del pueblo. Se agacha y besa en la mejilla a Wendeling.

- ¿Sigues quedándote en casa de tus abuelos?

La acompaña y quedan para esa noche... y para la siguiente y para la otra... Durante más de dos años siguieron viéndose cada vez que ella volvía de visita.

Con el tiempo, él abandonó el pueblo en busca de mejores oportunidades laborales y terminaron por perder el contacto, pero Wendeling siempre se sorprendió que él la tuviera tan presente a pesar del tiempo transcurrido hasta su nuevo reencuentro.


Nota adicional: Cuando dejamos un lugar, siempre dejamos atrás mucho de nosotros. Nuestros recuerdos y nuestra interacción con las personas que nos rodean nos hacen distintos tanto a nosotros como a los demás. Sobre todo cuando es alguien como Zarem la persona que interacciona con los demás, una persona que da todo lo que tiene, es imposible que no deje tras de si algo... y ese algo han sido unos calcetines usados de su hija pequeña y el cargador de la ds...

Te queremos Zarem y os echamos de menos a todas.

1 comentario:

Wendeling dijo...

Comentario:
Jajajaja!!! Genial el final! No me lo esperaba para nada!!!!

Un besote!!!
Igrein 23 Julio, Lunes 18:56 (Web)

Comentario:
Si es que no hay nada como volver al pueblo... eso es emigración y no lo que hacíamos nosotros cuando volviamos del centro de europa....


Aish!

P.D. No se por qué te extraña tanto que la gente te tenga tanto en mente.
Faboo 23 Julio, Lunes 15:11 (Web)

Comentario:
Siempre se nos queda gente atrás, incluso aunque viva a la vuelta de la esquina.
Pero es de agradecer que alguien después de tantos años te recuerdo a a la perfección.

Besotes.
Basileia 23 Julio, Lunes 10:52 (Web)

Comentario:
La que fue a hablar... A mí me has dejado una huella realmente muy profunda. Y me gusta verme al espejo cuando sonrío ^^
Zanawsina 22 Julio, Domingo 21:18

Comentario:
Jajajaja, interacciono y soy un desastre... Y no me hagas llorar joia!!
He dejado parte de mi corazón con vosotras...
Y os saco la lengua... feas!!!
(Os quiero princesas).
Zarem 21 Julio, Sábado 15:22 (Correo) (Web)