miércoles, 8 de noviembre de 2006

Aventura con agua

Es martes, 14 de noviembre de 1989.

Último día de trabajo en Karry de Wendeling, al día siguiente entrará en otro establecimiento para la campaña de navidad y aquí la sustituirá otra compañera con menos experiencia. Es un almacen de autoservicio para venta al por mayor y normalmente los clientes saben que van a comprar. Ella lleva aquí ya un mes y hoy será su último día.

Despedidas con hasta luegos (no es la primera vez que trabaja en este lugar y ya conoce prácticamente a todos). Normalmente a la hora de la comida acude a su casa, solo está a unos pocos kilómetros y hay bus cerca... pero al ser hoy el último día, decide quedarse a comer con las compañeras en el bar del almacén.

Es noviembre, fuera llueve con fuerza. Una gran nave con techo prefabricado en el que se oyen caer las gotas, dos plantas y aún así, en ocasiones, el retumbar hace que se tenga que subir el volumen de la voz para que te oigan. Entran clientes empapados, alguien comenta que antes de empezar a llover, el cielo estaba de un color muy raro. Algunas compañeras, curiosas, salen a ver, pero la fuerza del agua y granizo al caer impide ver más de unos metros del aparcamiento del lugar.

A la hora de la comida, ya ha dejado de llover. Cotilleos varios, risas, chicos, la comida no es muy buena, más que un restaurante, es una cantina, la gran mayoría de clientes del Karry son pequeños comerciantes con tiendas de ultramarinos de barrio, o de los pueblos del alrededor. Se escucha una voz:

- Se ha formado un charco muy grande en el aparcamiento.

Todos miramos por la ventana.

- ¡¡No es un charco!! ¡¡El agua está avanzando!!

Y es cierto, Wen no sabe cuanto tiempo lleva mirando por la ventana, no le ha parecido tanto, pero ve como columna a columna de coches aparcados va cubriendo ese enorme charco de color marrón oscuro. Se vuelve a comentar algo y descubre que un montón de gente se ha unido a ellas para mirar como el agua sigue avanzando.

- ¡¡Es el río!! Se ha desbordado...

El murmullo se va extendiendo donde minutos antes todo era silencio.

Algunos clientes empiezan a pagar y salir. En poco tiempo hay un montón de gente montándose en sus vehículos.

El agua se acerca al bar que se encuentra justo entre el aparcamiento y la nave. Wendeling mira su reloj, es poco más de las tres de la tarde, parece que había pasado más tiempo pero solo han sido unos minutos entre que alguien hablaba de un charco y lo que ya se ve claramente que no lo es. Algunos coches vuelven al aparcamiento cubiertos de barro, no se atreven a salir a la carretera, discurre junto al río y según comentan ya hay una buena altura de agua.

El agua empieza a entrar por las dos puertas que dan al aparcamiento. Todas se salen de puntillas intentando no mojarse muchos los pies y entran en el almacén. A esas horas (y después de la lluvia) no hay muchos clientes en el establecimiento, pero todos, clientes y trabajadores, solo miran por las puertas de entrada y salida, al aparcamiento, como el agua se va acercando.

Las cabinas de teléfono están ocupadas, los teléfonos de las oficinas también, Wen había tenido la idea de llamar a su madre, que trabaja en un restaurante en Torremolinos... pero parece que todos han tenido la misma idea.

La línea de teléfono se corta.

El agua empieza a entrar ya en la gran nave... Gerente, encargados gritando, clientes y trabajadores se dedican a reforzar las puertas con sacos de distintos alimentos, con palets, con lo que pueden, se cierran las grandes correderas en las puertas que dan al aparcamiento. Por una de las puertas de emergencia entran los empleados del bar y algunos clientes, el agua ya les llega a los tobillos.

La electricidad también se corta, salta el generador de emergencia.

Wen no tiene recuerdo del paso de las horas. En un momento determinado mira su reloj y es la siete de la tarde, por los ventanales ven como el agua alcanza fuera de la nave quizás un metro de altura. Ella está en la primera planta (muebles, colchones, electrodomésticos) con sus compañeras, llevan horas mirando por la ventana, después de los primeros minutos de desconcierto y trabajo en común, no tienen nada que hacer, solo esperar. En la planta baja el agua ha conseguido entrar, aunque solo unos centímetros. Los empleados se dedican organizadamente, a subir a estanterías altas los productos que se encuentra más a nivel del suelo.

Una lancha zodiac del ejército llega y amarra en la ventana del restaurante, consiguen entrar en la nave, al rato vuelven a marcharse, les acompaña una cliente. Bajan todas a preguntar.

La señora había sufrido una taquicardia y por eso se la han llevado, los demás están en buen estado de salud, y hay alimentos, así que les tocará esperar a que baje el agua o consigan sacarlos. Al parecer hay naves que están en mucho peor estado que ellos y serán prioritarios. Pero no consiguen mucha más información.

Les dan permiso para abrir algunas latas y paquetes de comida. Han pasado ya seis horas y ya ni siquiera saben de que hablar, el único tema es el agua y cuando conseguirán salir de allí.

Wendeling piensa en su hermano, es legionario, espera que se encuentre bien. Su novio, no puede llamarle, pero cuando llueve él no trabaja, así que seguro que está en su casa. Su madre trabaja en Torremolinos, si el río se ha desbordado, la carretera estará cortada, seguramente no podrá pasar... no quiere pensar que lo haya intentado siquiera. Espera que no se preocupen mucho por ella.

Al final, rendidos, algunos compañeros y clientes terminan por dormirse sobre los colchones, Wen sigue sentada en una silla mirando por la ventana la oscuridad.



Nota: En respuesta al comentario que me dejó Nocheoscura, decidí contar mi experiencia en aquellas inundaciones del ochenta y nueve. Para no hacer un relato demasiado largo, mañana contaré el resto de la historia.

1 comentario:

Wendeling dijo...

Comentario:
Qué recuerdos... yo por aquella época estaba en COU y sólo recuerdo que los días peores se pasó un coche de la policía municipal avisando que el Instituto estaba cerrado. De lo demás, pues mucho escuchar la radio, recuerdo que el programa "Usted dirá" que ponían en la cadena SER se convirtió en una especie de sitio oficial donde enterarse de lo que estaba pasando...
Juan Lupion 10 Noviembre, Viernes 08:47 (Web)

Comentario:
Menos mal que erais muchos y con alimentos, pero la angustia por los familiares y los amigos no te a quita nadie, sobretodo tenuiendo en cuenta que no existían loos móviles por esas fechas.
Un abrazo
Fray barriga 9 Noviembre, Jueves 22:38 (Correo) (Web)

Comentario:
¡Guau! Digo... ¡ay! Digo... ¡Uffff! Que forma de sufrir... :(

Un saludo.
TANDRO 9 Noviembre, Jueves 20:08 (Correo) (Web)

Comentario:
Que fuerte!
Que miedo debiste pasar...
Espero ansiosa la segunda parte.

Un beso!
Igrein 9 Noviembre, Jueves 14:39 (Web)

Comentario:
Eva, yo no recuerdo el día anterior. Lo he estado intentando (jeje), pero nada, lo tengo en blanco. Aunque ese martes y los dos siguientes, si los tengo claros en mi memoria, pero con bastantes lagunas .

Gracias a todos por vuestros comentarios y besos a repartir.
Wendeling 9 Noviembre, Jueves 12:48 (Web)

Comentario:
He leído con los ojos como platos.
Las horas se tienen que hacer eternas...
Espero la segunda parte.

Besotes.
Basileia 9 Noviembre, Jueves 12:35 (Web)

Comentario:
Y el dia antes hizo mucho calor, terral, al caer la tarde. Sigue Wen,es muy interesante, me siento como si estuviera leyendo una novela que yo tambien viví.
Eva 9 Noviembre, Jueves 11:14 (Correo)

Comentario:
Uf! se tiene que pasar muy mal. Yo antes cuando vivía en Cornellá más de una vez también se había desbordado el río, pero vivía en un séptimo piso y bueno... es diferente. Aunque si he visto inundaciones en las plantas bajas.
Besos.
lara 9 Noviembre, Jueves 11:07 (Correo) (Web)