miércoles, 14 de diciembre de 2005

Los vecinos

Cuando era pequeña y vivía con mis abuelos, el portón (era una puerta enorme) de la casa del fantasma, siempre estaba abierto. Fuera verano o invierno, incluso de noche, sólo se cerraba cuando nos metíamos a dormir en la cama. Ocasionalmente, cuando había temporal, se cerraba la puerta y todos nos apretujábamos delante de la chimenea.

Delante del portón, había una estera de esparto, que impedía entrar al sol o al frio... y por supuesto, a las moscas... esos puñeteros animalitos empeñados en atosigarte constantemente. Mi abuelo sustituía esta persiana de material natural cada pocos años. Lo recuerdo sentado en una silla baja con asiento de enea trenzando el esparto en enormes cuerdas que después usaba para construir la estera. Con el tiempo, se sustituyó la estera por una persiana de plástico de color verde...que también protegía a la casa del sol y las moscas... pero nunca (para mi) fue igual.

Los vecinos del pueblo eran tu segunda familia... todos conocían a todos y no necesitaba nunca decir a mi abuela donde estaba o si salía de casa. Todo estaba controlado. Nunca se perdía un niño, porque sin usar un teléfono, en pocos minutos alguien te decía donde estaba jugando.

Cuando fui a vivir con mis padres, no vi nada excepcional en que la puerta del piso también estuviera constantemente abierta. Los vecinos iban y venían por mi casa... los niños también. Mi padre era capaz de estar horas jugando con niños, tirado en el suelo con ellos, explicándole gamberradas infantiles o contando historias maravillosas. Y mi madre siempre tenía preparada alguna galleta y un pañuelo, para el niño que llegaba llorando a casa porque su madre le había regañado... después de calmarlo llamaba a la vecina y le decía donde andaba el gamberrete de turno.

Mis padres disfrutaban de una envidiable vida social: el aperitivo con la vecina del 2º o el café con la del 5º... fines de semana en el campo con todos o en la playa cuando llegaba el verano. A pesar de las típicas rencillas de personas que viven muy cerca, no había problemas graves o imposibles de solucionar con la ayuda de todos.

Cuando me casé, todo eso desapareció. En casa nada de puertas abiertas. A mi señor esposo le gustaba la intimidad. Los amigos se fueron distanciando, porque nunca se encontraba momento (o ganas) para quedar con ellos. El ir de visita a tomar un café a casa de los amigos, suponía la "obligación" de invitarlos a casa. Igual ocurría con los vecinos. Nunca llegué a intimar por completo con ellos. El recelo inicial por ser alguien nuevo se unió a tener unos vecinos un tanto "estrambóticos" que tampoco intentaron acercarse a mi.

Y hoy en día, echo de menos a esos vecinos metomentodo que disfrutaron mis abuelos y mis padres. Con los que hablar de tonterías quizás, pero con la certeza de tener su apoyo y ayuda ante una eventualidad. El sentirme sola cuando necesito a alguien, el no saber con quien dejar a mis hijas cuando tengo que acudir al médico... incluso la simple falta de un poco de aceite para cocinar...

2 comentarios:

Wendeling dijo...

Comentario:
bueno, tú toca en la puerta y pide el aceite; ese es un buen principio.
después ya tocas para devolverlo y para invitarle a un café...
si se quiere la ciudad también es humana.
epoptek 17 Diciembre, Sábado 21:54 (Web)

Comentario:
Estoy de acuerdo con tu escrito desde la primera palabra "cuando" hasta la ultima "cocinar". Todo es igual a lo que yo he vivido y vivo.

Un beso muy triste Wen.
jartos 15 Diciembre, Jueves 20:56 (Correo) (Web)

Comentario:
Los vecinos de antes...esos como las glondrinas de Bécquer...esos no volverán..
Besitos.
Valentina 15 Diciembre, Jueves 20:07 (Web)

Comentario:
Nunca es tarde para empezar cualquier cosa,no?Un besote de animo !
boymadrid69 15 Diciembre, Jueves 18:26 (Web)

Comentario:
Corazon, nunca estamos solos, no digas eso. Siempre tenemos a alguien, y tu, con lo buena, sensible, y maravillosa tia que pareces ser, debes tener muchas manos para ayudarte. Quizás haya sido un dia de esos en los que estamos mas de bajón. Q pena no poder ser vecino tuyo...

Un besazo, y un abrazo.
Tone 15 Diciembre, Jueves 16:16 (Correo) (Web)

Comentario:
De lo que no podrás quejarte es de todo el "vecindario" que se te reune aquí no?

Besos vecina. :)
Gabi 15 Diciembre, Jueves 12:56 (Web)

Comentario:
De lo que no podrás quejarte es de todo el "vecindario" que se te reune aquí no?

Besos vecina. :)
Gabi 15 Diciembre, Jueves 12:56 (Web)

Comentario:
Pues mi relación con los vecinos,es muy buena,sobre todo con una(ya sabes que yo vivo en una casa,en una urbanización),pues el caso es que en el muro que separa las dos parcelas,tenemos incluso una puerta,y cada una entra y sale cuando quiere. Me encanta que eso sea así.
Un beso.
Lara 15 Diciembre, Jueves 12:30 (Correo) (Web)

Comentario:
Pues si, tienes toda la razon wen. yo con mis vecinos tampoco tengo esa relacion de poder ir de casa en casa pero suelo ir en vacaciones al pueblo de una amiga y alli si que es asi, todas las puertas abiertas, el dia que llegas toca ir de casa en casa a saludar para que sepan que ya has llegado... me encanta!

un besazo!
mixizar 15 Diciembre, Jueves 09:57 (Web)

Comentario:
Yo me crie asi, en esa pequeña aldea, rodeada de otras pequeñas aldeas, siempre en la calle, me metia en todas las casa que podia, rebuscaba en las habitaciones a mis amigos me daban de merendar no se cuantas veces al dia, jeje el único impedimento: no te alejes del pueblo de noche,me decian, cuidado con los lobos, zorros y jabalis,...
Incluso hoy por hoy, me gustaria que mi chaval viva aquello ya que por suerte, esa aldea sigue perdida y alejada de lo "moderno"....
Achilles 15 Diciembre, Jueves 09:52 (Web)

Wendeling dijo...

Comentario:
He pasado todos los veranos de mi infancia y adolescencia en la mancha, y alli hace tanto calor que los vecinos aun salen por la noche al fresco y a hablar en sillas al lado de las superpersianas verdes que evitaban las moscas... que recuerdos maia.
anamen 15 Diciembre, Jueves 09:47 (Web)

Comentario:
leyendo el comentario anterior si que parece un ataque,
lo siento
si recuerdas mi forma de ser sienpre he sido un tanto sarcastico en decir las cosas.
no te preocupes la proxima vez que me de por decir algo me metere la lengua en el culo (tarea algo dificil)

al fin y al cabo el mundo nos devuelve por fallos patadas, yo soy uno de esos pateados.
anonimo 15 Diciembre, Jueves 08:58

Comentario:
Cuando yo era peque siempre estaba jugando con mis vecinos, en la calle o en casa de alguno y no soliamos dar muchas explicaciones, los padres ya sabían donde estabamos. En casa no teníamos la puerta abierta todo el tiempo pues la verdad es que en un bloque de 154 pisos no es algo muy normal, pero sin embargo si existia, y sigue existiendo, una buena relación vecinal, aunque siempre es mejor con los de toda la vida.
Petonets maca
Memnoch 15 Diciembre, Jueves 02:59 (Correo) (Web)

Comentario:
Por favor... si no he acusado de nada!!! solo que he sentido no tener vecinos como los tenían mis padres y mis abuelos. ¡No he acusado de nada!
Wendeling 15 Diciembre, Jueves 00:28 (Web)

Comentario:
a mi señora EX-ESPOSA tampoco le calloron bien mis amigos, no eran lo liberales como lo es ella o alguna falta tendrian. el caso es que yo perdi mis amigos. las nuevas amistades tampoco eran lo rezonables inteligentes o tolerantes como ella. el caso es que creo que cometi el fallo de alejarla de su madre, hermano y cuñada que tanto la ayudaron.

al fin y al cabo el mundo nos devuelve por fallos patadas, yo soy uno de esos pateados.


anonimo 15 Diciembre, Jueves 00:26

Comentario:
Antes los vecinos eran como primos segundos, ahora apenas sé cuál es el piso de cada uno de ellos.
Avanzamos en la desconfianza.
Un saludo.
jose 15 Diciembre, Jueves 00:19 (Web)

Comentario:
Esto me trae a la memoria las temporadas pasadas en un pueblo de la sierra cuando yo era una adolescente. La gente no sólo dejaba las puertas de la casa abiertas, sino que los marcos con las fotos estaban orientados hacia la calle, así que estaban puestos más que nada para que los vieran los que pasaban. Y mi madre, si olía alguna comida que se estaba guisando, se asomaba por la puerta y preguntaba, sin ninguna vergüenza: ¿qué está usted guisando, señora? Y la señora, aunque no nos conociera de nada, se asomaba y le daba toda clase de explicaciones a mi madre, y hasta le sacaba un platito para que probara.

Y como tú cuentas, los niños estábamos permanentemente localizados porque todos los adultos del pueblo nos vigilaban y se preocupaban por nosotros. Yo más de una vez merendé en una casa de la que luego no sabía explicar quienes eran los que vivían allí, pero no importaba.
Kotinussa 14 Diciembre, Miércoles 23:58 (Correo) (Web)

Comentario:
Supongo q a veces por sentirnos de una u otra manera, solemos agrandar más las cosas. Lo importante es como dice Zarem, q a pesar de q echéis de menos ciertas cosas de antes, pero habéis encontrado otras tantas... las cuales os hacen felices. Disfrútalas!!

besotes maia!!
Diablilla 14 Diciembre, Miércoles 23:19 (Correo) (Web)

Comentario:
Yo he crecido en casa de puerta cerrada. Mi madre nunca aprendió hablar alemán, así que no tenía manera de comunicarse con nadie. Aún así, de alguna u otra manera, siempre nos hemos llevado bien, en caso de extrema necesidad, ahí estaban, y a veces se comunicaban con mi madre.
Anazia 14 Diciembre, Miércoles 21:59 (Web)

Comentario:
Yo tambien echo eso de menos.. tambien lo vivi, y tambien terminó por identico motivo... cuantas cosas perdimos por el camino mi niña..pero cuantas estamos encontrando ;-). Te quiero. A que no lo sabías? :-P.
Zarem 14 Diciembre, Miércoles 21:22 (Correo) (Web)

Comentario:
La vida cambia en ocasiones para mal.

Viví durante unos años en un pueblo muy pequeñito, donde los menos de 500 vecinos éramos como una familia. Todos entraban en casa de todos como si fuera la suya propia, y los padres estaban tranquilos porqua sabían que cualquiera les echaba un ojo a sus hijos.
Lo que echo de menos son esas noches de verano en las que salíamos a charlar con una silla en la puerta de la calle. Ahora todo el mundo está obsesionado tanto con la seguridad y los robos y demás historias, que nadie se fia de nadie, y las relaciones con los vecinos son mucho más limitadas.
A veces es una pena...
Un beso.
Cris 14 Diciembre, Miércoles 21:09 (Web)