jueves, 26 de mayo de 2005

El cuento de Wendeling

- …y Erasé una vez, como todos los cuentos, que una niña se convirtió en Princesa, que un Príncipe Azul rescató a la Doncella, que Vivieron Felices y Comieron Perdices, que los Dragones perdieron la pelea ante un Corazón Puro, que el Rey sacó la Espada de la Roca y que las Brujas y las Hermanastras Malvadas recibieron su merecido…

Las niñas dormían. Quizás los días fueran un infierno, quizás las noches fuesen un carrusel de memorias y soledad, quizás el sueldo no le llegaba a fin de mes, pero allí estaban ellas, durmiendo, soñado. Quizás sentía que la vida no le llegaba a fin de mes, pero allí estaban ellas. Durmiendo. Soñando. Viviendo.

Wendeling volvió al salón despacito. Unas despedidas al ordenador y a dormir de nuevo. Mañana, otro día. Todavía no sabía si uno más o uno menos. Fue a por un vaso de agua antes de sentarse ante su ventana al mundo. Salió de la cocina y sintió que había algo extraño. Hacía frío. La luz que partía en dos el salón era de un azul extraño, irreal, como salido de una película antigua. Telarañas de escarcha comenzaban a cubrir los cristales.

Había alguien sentado en el rincón.

Y una voz extraña le hizo temblar:

- Te cortarás en el pulgar.

El vaso cayó al suelo y se partió en mil pedazos en absoluto silencio, sin ruido. Mil estrellas de cristal corrieron a esconderse bajo los muebles. Wendeling sintió que tenía que gritar, que moverse, que hacer algo, pero una parte retorcida y oculta de su cerebro la frenaba, la dejaba clavada al sitio, mirando el rincón oscuro sin poder ver la figura que hablaba con una voz de pergamino antiguo y madera blanqueada por el sol. Ese trocito de cerebro que se resistía a la evidencia le decía que, aunque todo lo demás se hubiese vuelto loco, allí no había nadie.

- Aun así, aquí estoy. Toma asiento, por favor…

Como una sonámbula, Wendeling se sentó frente al rincón oscuro. Abrazó un cojín con fuerza y se dejó caer en el respaldo.

- Tardé mucho en encontraros…

La voz era triste, eran piedras abandonadas al sol, era polvo de camino frente a una casa de puertas verdes, eran nidos de golondrinas en pleno invierno.

- Tardé mucho en encontraros, si. Pero aquí estoy, al fin.

Wendeling tragó saliva. Ya sabía quién era su extraño visitante, pero con esa irresistible inevitabilidad que parece envolver siempre los momentos más trascendentales de la vida, tuvo que hacer la pregunta:

- ¿Eres… Eres el fantasma, verdad?

- Si.

El hálito se congeló en el aire. El silencio corrió denso y azul sobre el salón. La luz extraña. Los cristales brillantes en el suelo dibujando constelaciones inexistentes. El fantasma frente a ella. Los relojes se habían detenido justo en medio de la media noche.

- Derribaron la casa…

- Si. Y lloraste por dentro.

Una armadura brilló un instante entre las sombras. Un yelmo redondeado. Una cruz roja sobre el pecho. Una espada partida sobre las rodillas.

- Has tardado en encontrarme…

- Si.

- ¿Cómo… Cómo has llegado?

- Atravesé el tiempo. Busqué a alguien que me trajese de vuelta. Tú lo encontraste, y él me llevó a ti.

- Yo… yo no sé lo que hice… no sé cómo… cómo…

- No importa. Hiciste una pregunta. Él la ha contestado, y yo he vuelto.

Silencio. Los segundos habían huido, dejándola abandonada fuera del devenir de la Realidad. La luz centelleaba sobre un extraño Universo a sus pies. Una nebulosa de agua fría se tragaba un conjunto de estrellas de Duralex mientras el Universo de Wendeling le traicionaba.

- ¿Por qué has vuelto?

- No lo sé en realidad. No sé muchas cosas.

- ¿Estás muerto?

- Soy un fantasma, aunque no estoy del todo convencido de que una cosa implique siempre la otra. Tengo recuerdos de Jerusalén, de Meggido y de Jaffa, pero sé que jamás estuve allí, al igual que no estoy aquí.

- Mi vida se vuelve extraña por momentos…

- Eso es bueno.

- ¿Lo es?

- Si.

- Pero… Pero cada día es más difícil.

- No. Algunos días son más difíciles. Otros son más fáciles. Algunos simplemente son.

- A veces duele…

- No dije que fuera fácil. Dije que era bueno. Algunas cosas que duelen son buenas. Quizás las mejores.

Dos estrellas brillaron entre ellos. Wendeling trató de dibujar el perfil del Fantasma. Una perilla afilada, unos pómulos altos, unas ropas oscuras. Olía a rosas marchitas, como a miel y a amor perdido. De su mano derecha goteaba sangre y tinta negra.

- ¿Por qué?

- No lo sé. Es así. A veces, hay que aceptar la vida, porque no tiene otra razón que ella misma.

- Pensé que no eras real. Que sólo eras un cuento para asustar a los demás niños…

- Es lo que soy: Un cuento, un recuerdo ajeno en la mente de una persona que escribe en una isla desierta a las tres de la madrugada, un Fantasma. Es lo que somos al fin y al cabo: El recuerdo de cosas que jamás fueron, pero que querían ser en el corazón de alguien.

- Yo quería que fueras…

- Yo quería ser…

- Pero no era verdad.

- Siempre fue verdad. Si se desea realmente, todo puede ser cierto.

Silencio de lágrimas. Silencio de sombras.

- Yo… Yo deseo tantas cosas…

- Quizás. Pero eso no significa que vaya a ser cierto.

- Pero…

- Todo puede ser, pero sólo es una posibilidad. Yo deseé tener a la mujer que amaba, pero sus padres no lo consintieron… pero podría haber sido.

- Eso es muy triste.

- A veces. A veces he muerto a los pies de la Colina de Meggido y veo el fin del Mundo. A veces muero en un ballenero perdido en el Paso del Noroeste, con mis dedos congelados asiendo con fuerza una pluma, dejando inconclusa la carta que mi mujer y mi hijo jamás recibirán…

El olor del mar entró como una vaharada de salitre en el salón. Más allá de la ventana, un océano cobalto resplandecía de icebergs bajo una luna llena. Las jarcias chasquearon al viento.

- Un final triste es mejor que ningún final. Frodo lo sabía bien.

Wendeling miró alrededor. Estaban en la balconada que rodeaba el torreón de madera de una casa antigua, en lo alto de un acantilado interminable, mirando al mar. A su lado, el fantasma se mesaba la barba cerrada y miraba su reloj de bolsillo. La media noche sólo había avanzando un paso.

- “Paseo de viuda”. Así es como llaman a estos balcones.

Más allá brillaba un pequeño pueblo somnoliento. Una pardela lanzó su quejido sobrenatural a la noche. El viento trajo el sabor a sal.

- Aquí te esperaba tu mujer, ¿verdad? Te esperaba mirando al mar, vestida de negro…

Pasó las manos por el traje oscuro, por la toca negra y los puños bordados. El paño era grueso y caliente, pero estaba vacío, era una mortaja en vida que la ataba a un horizonte y a unas velas que jamás volverían a despuntar por él. Sintió vértigo del acantilado que se abría a sus pies. El fantasma se giró y la miró con ojos líquidos.

- Prefiero pensar que no. Que un día bajó del Paseo de Viuda, sonrió de nuevo y fue feliz contándoles a sus nietos las historias de su abuelo el marino. Me cuesta lo mismo que pensar que no fue así.

Se abrazó con fuerza al cojín. El frío del salón había disminuido. Sobre las rodillas del fantasma volvía a haber una espada partida.

- ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué has vuelto después de tanto tiempo?

- No ha pasado nada de tiempo. Sigues teniendo ocho años.

Wendeling esta sentada al borde de la cama, en la casa de sus abuelos. El fantasma, con su traje de poeta romántico, la mira desde el otro lado de la habitación oscura. El gato se asomó a la puerta, los miró a ambos y prosiguió con su cacería silenciosa.

- Sabes por qué he vuelto. Tienes que liberarme.

- Pero… Si te libero, te irás para siempre. ¿Qué haré entonces? ¿Quién jugará conmigo? Ningún niño quiere venir a jugar a casa… Si te libero me quedaré sola.

El fantasma seguía sentado entre las sombras, al otro lado del salón, frente a Wendeling. El escudo reposaba a un lado, la rosa muerta en su mano lánguida, la gorra de paño que le protegía del viento del norte. Wendeling pensaba. Pasó un tiempo tan largo como el recuerdo. Hubo más palabras, humo más preguntas y más respuestas. Quizás Wendeling lloró. Quizás no lo hizo.
La medianoche llegaba a su final.

-Te libero, entonces. Eres libre.

Un suspiro partió el tiempo en dos, y el reloj volvió a correr sobre sus raíles. El fantasma no estaba, la casa permanecía en silencio y por la ventana entraba una cruda luz naranja de las farolas de la calle. Wendeling se acercó al cuarto de las niñas y las miró desde la puerta. Estuvo una hora o quizás más, viéndolas soñar. Antes de acostarse, recogió los cristales rotos del salón. Se cortó en el pulgar.

Quizás Wendeling sonrió entonces, o dejó escapar una lágrima, o tuvo un recuerdo agradable o triste. Quizás pensó en las cosas que son, las que fueron, en las que pudieron ser y en las que deseó que fueran. Quizás pensó que, ahora que era libre, el fantasma viviría para siempre con ellas.

Yo creo que, al final, sonrió.

Yo deseo que, al final, sonriera.

Y, si lo deseas de verdad, puede que así fuera.

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Light Artisan

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Nota: Gracias de nuevo, por este precioso regalo que me has dejado compartir con todos.

3 comentarios:

Wendeling dijo...

Comentario:
muy interesante! m gusta
41500 29 Mayo, Domingo 21:30

Comentario:
dawu, es de desear, gracias. Besos.

Indro, los honores para Light Artisan... se los ha ganado. Gracias. Besos.

Wolffo, me cuesta hasta creérmelo. Besos.

Carol B, desde luego, es precioso, me pasó lo mismo, solté alguna lagrimita. Besos.
Wendeling 27 Mayo, Viernes 20:25 (Web)

Comentario:
¡Qué guapoooooooooooo! snif, snif.
Besitos
Carol B 27 Mayo, Viernes 19:35 (Web)

Comentario:
Wen, la prota.

No podía ser de otra manera...

mil besos, maia.
Wolffo 27 Mayo, Viernes 18:59 (Web)

Comentario:
Olé Olé y Olééééééééé...pero que arte hija...me ha encantado el cuento, atesora tanta ternura y sensibilidad...
Besazos reina
Indro 27 Mayo, Viernes 18:28 (Correo) (Web)

Comentario:
todos los cuentos tienen final feliz, a ver si se extrapola a la realidad,
que nuestra vida sea un cuento
dawu 27 Mayo, Viernes 13:38 (Correo) (Web)

Comentario:
jartos, de nada. Pero todo el mérito es de Light Artisan. Besos.

Álex, pues si, es un maravilloso regalo... y yo encantada de recibirlo. Besos.

Azul, gracias a ti también, por estar ahí, leyéndolo. Besos.

vergonzoso, le pregunté a todo el mundo que conocía... por si mi memoria me la había jugado. Pero no y el regalo es mejor aún. Besos.
Wendeling 27 Mayo, Viernes 08:56 (Web)

Comentario:
¿Y me preguntaste si te habia enviado yo un cuento?. Ojala te pudiese hacer un regalo así de bonito.

Enhorabuena, Pequeña maia.
vergonzoso 27 Mayo, Viernes 00:43 (Correo) (Web)

Comentario:
Precioso...enhorabuena a ambos, a ti por compartirlo y a a quien te lo ha regalado por escribirlo.

Un biko fuerte.biko azul
Azul 26 Mayo, Jueves 23:54 (Web)

Wendeling dijo...

Comentario:


Precioso cuento. Excelente regalo. Besos.

Álex 26 Mayo, Jueves 23:12 (Web)

Comentario:
Gracias a LA por este bonito cuento y gracias a ti porque sino no habria cuento. Total gracias a los dos.

Un beso Wen.
jartos 26 Mayo, Jueves 22:49 (Correo) (Web)

Comentario:
Monty, te pasan otras, a cada uno nos pasa esas pequeñas cositas que nos hacen sonreir, solo tenemos que buscarlas. Besos.

Rolf, joooo :( Besos.

Sasha, si, realmente si lo es. Besos.

mark66, jajaja. Gracias. Aunque mi intención fue modificar el nombre, para que no pareciera la Gwendolin de Julio Iglesias... he terminado siendo la Wendy de Peter Pan. Quizás algún día cuente de donde procede Wendeling. Besos.

dockof, gracias a ti, por estar siempre ahí. Besos.

euRia, Gracias. Si pinchas sobre mi nombre, al final del artículo, te aparecerá mi dirección, aunque de todas formas, te he puesto el enlace en tu blog. Estaré encantada de recibirlo. Besos.

LUCELLE, a mi me encantó, incluso me emocionó volver a encontrarme con "mi" fantasma. Besos.

El Castigador, no es necesario. Pedías que alguien te enviara un poema y fue lo que hice, nada más. Besos.
Wendeling 26 Mayo, Jueves 22:14 (Correo) (Web)

Comentario:
Muy bonito. Un gran regalo, sí señor.

Un besazo.

PD: Tengo pendiente publicar en mi blog el poema que me enviaste. No tengo remedio...
El Castigador 26 Mayo, Jueves 21:11 (Web)

Comentario:
Menudo regalo!!! Una pasada de cuento si señor.
Besitos
LUCELLE 26 Mayo, Jueves 21:02 (Web)

Comentario:
Precioso, qué buen detalle :o)

Si me dejas tu e-mail te envío unas cosillas que me han hecho acordarme de ti, es una tontería pero bueno ...
euRia 26 Mayo, Jueves 20:17 (Web)

Comentario:
Me he bebido tu-vuestro cuento como un niño pequeño su vaso de leche caliente. Y me gustó.
Y te-os doy las gracias por el presente compartido.
y un par de besazos, Dulce Maia y LA. Gracias de nuevo.
dockof 26 Mayo, Jueves 19:30 (Correo) (Web)

Comentario:
Todo un detalle de L. Artisan para tí, y también de los dos por compartir este precioso cuento con todos.
Así me recordabas a la Wendy de Peter Pan...
mark66 26 Mayo, Jueves 18:46 (Web)

Comentario:
Qué gran regalo.
Gracias a los dos por compartirlo.
Besos!
Sasha 26 Mayo, Jueves 17:18 (Web)

Wendeling dijo...

Comentario:
ufff, Wen... Es increible... Realmente es un regalo precioso, ya sabes..Omnia praeclara rara ...
Besos, aun no he ido al cine :-((
Rolf 26 Mayo, Jueves 16:53

Comentario:
Precioso, de verdad.

A mi estas cosas no me pasan, tienes suerte Wendeling :)

Besos.
Monty 26 Mayo, Jueves 16:45 (Web)

Comentario:
Dragoncete, gracias, sigo sonriendo. Sobre todo cuando recibo regalos de este tipo, me ha hecho mucha ilusión. Besos.

Synnove, se merece esas felicitaciones, ya comenté que el relato me parecía muy bueno. Besos.

Dignalo, hace esos 30 años que "soñé" con mi fantasma particular, el volver a verlo me ha gustado, y más de la forma en que ha sucedido. Besos.

Zarem, claro que si, tuyo, mío y de todos. Besos en esas lágrimas y sonríe conmigo. (tq)
Wendeling 26 Mayo, Jueves 15:37 (Web)

Comentario:
Estoy llorando... ni siquiera encuentro palabras.. precioso. Y me he tomado la libertad de hacerlo un poco mio. Te quiero aisss.
Zarem 26 Mayo, Jueves 14:55 (Correo) (Web)

Comentario:
Que sentido... y el fantasma regreso de nuevo...
Besos de la familia

Dignalo 26 Mayo, Jueves 14:23 (Correo) (Web)

Comentario:
Me gustó mucho el cuento, es una preciosidad, con matices tristes, recuerdos... todo muy bien ambientado.

Ainnnns, si casi solo puedo suspirar!!!

Mis felicitaciones al autor y a la protagonista.
Synnove 26 Mayo, Jueves 13:43 (Web)

Comentario:
Me falta cuerpo.

Quisiera hacer una profunda reverencia, pero tendria que rodearme varias veces, y una cosa es elasticidad, y la otra longitud... no obstante, me inclino todo lo que puedo, que es poco con lo mucho que merece esta historia.

Disfruta Wen, de esa libertad, de estas amistades nuevas. Y sonrie mucho.

Un besazo muy gordo, y L.Artisan, mi gran enhorabuena. Contad con un nuevo visitante.
Dragoncete 26 Mayo, Jueves 13:37 (Correo) (Web)