Errores

¿No os ha ocurrido en algún momento de vuestra vida, que sabeis que estáis haciendo mal, que estais tomando el camino equivocado, pero que aún así, seguís adelante?

Normalmente, en ocasiones, reconoces tu error después que haya sucedido todo y piensas que no debías haberlo echo, pero también te dices "en plan excusa" que no lo vistes venir.

Yo, en esta historia, no tengo excusa ninguna, lo vi venir de lleno, pero aún así, seguí adelante.

18 añitos, llevaba unos meses trabajando como azafata de congresos, con los consiguientes insinuaciones de distintos congresistas. Pero hasta ese momento había pasado de ese tema por completo (por cierto, los peores, los doctores en medicina y los abogados... cuando acuden a congresos, actúan como quinceañeros en su primer viaje fuera del influjo de mamá: se desmadran).

En uno de ellos conocí a Pedro y me deslumbró.

Pedro era (y supongo que seguirá siendo) fotógrafo. Apuesto, inteligente, simpático y con unos ojos que chispeaban.

Pedro fotografíaba modelos y nada más verme insinuó que podría trabajar como una de ellos. Pero esta cabecita siempre ha estado bien puesta y después de mi aventura en Madrid... pasé de ese tema. Pedro no desistió. Invitaciones a almorzar, a cenar después del trabajo, a salir por lugares de moda en la costa. Y Wendeling sabiendo lo que realmente buscaba Pedro y disfrutando de las sensación de saberse deseada.

Sencillamente no tengo excusa. Sabía que me estaba metiendo de lleno en un lugar en el que me haría daño, en el que me costaría salir. Me conozco, soy incapaz de aprovecharme de una situación, necesito entregarme por completo, al 120%, y sabía que Pedro, una vez conseguido lo que deseaba, pasaría de Wendeling.

Y aún así, acepté.

Pedro, con 27 años, casado y harto de pasarlo bien con cuerpos esculturales, en ese momento buscaba a una chica de 18 años y prácticamente novata en todos los aspectos relacionados con el sexo opuesto. Pedro vivió su aventura. Wendeling terminó hundiéndose más en si misma.