He despertado saboreando tus labios, y cuando he descubierto que solo ha sido un sueño, mis ojos no han podido evitarlo y he llorado. Llorado por no tenerte aquí, entre mis brazos, llorado por sentirte en ese momento, tan cerca, por olerte, por acariciar tu piel y descubrir que no estás.
Y un momento más tarde he sonreído, porque estás dentro de mí, en mi corazón, en mi cabeza, en mi alma y porque nadie podrá nunca arrebatarme esa sensación que me dejas cuando pienso en ti.
Ese sentimiento tan maravilloso que me provocas. Esas sensaciones que me llenan hasta tal punto que no puedo evitar acariciarme, porque son tus manos... tu cuerpo el que lo hace. En este mismo momento te deseo hasta el agotamiento. Me haces suspirar y gemir.
Te quiero.
1 comentario:
Comentario:
Dedicado al segundo dragón.
Wendeling 19 Diciembre, Domingo 10:10
Publicar un comentario